PARIS.- El español Rafael Nadal, número uno del mundo, cedió el primer set del torneo de Roland Garros ante su compatriota David Ferrer, pero se clasificó para semifinales, donde volverá a verse las caras con el escocés Andy Murray, verdugo del francés Gael Monfils.
Será una reedición de las semifinales de 2011, el escalón más alto al que ha llegado el británico en el Grand Slam de tierra batida, el único en el que nunca ha jugado la final.
En parte la culpa es de Nadal, que en aquel año le venció en tres mangas para, a la postre sumar su sexta Copa de Mosqueteros.
Pero desde entonces muchas cosas han pasado en la carrera del 8 del mundo, de 27 años, que ha sumado dos Grand Slam (el Abierto de Estados Unidos de 2012 y Wimbledon de 2013) y una medalla olímpica.
Su juego ha progresado sobre todo en tierra batida, donde hace unas semanas tuvo contra las cuerdas a Nadal en cuartos de final del Masters 1.000 de Roma, antes de que el mallorquín remontara el resultado.
Será el vigésimo duelo entre ambos, una serie en la que el escocés solo ha ganado en cinco ocasiones, ninguna de ellas en arcilla.
Nadal llegó hasta el penúltimo escalón del torneo que aspira a ganar por novena vez dejándose el primer jirón ante el primer rival de entidad que afrontaba.
El cuadro se le había puesto fácil hasta que en cuartos de final apareció Ferrer, finalista del año pasado, el tercer duelo consecutivo sobre la tierra batida de París entre ambos tenistas, un enfrentamiento que venía precedido de la vitoria de Ferrer en Montecarlo, la primera en una década contra Nadal y la primera de las tres que ensombrecieron la temporada de tierra batida del mallorquín.
Fue un duelo extraño, jugado en la segunda pista, en un ambiente muy húmedo, con viento y al borde de la noche. Comenzó ganando Ferrer y se igualó en la segunda manga, hasta que en el sexto juego desperdició tres bolas de rotura y se vino abajo. Entró en barrena y dejó escapar el partido como pocas veces se ha visto al consistente tenista de Jávea. Acabó 4-6, 6-4, 6-0, 6-1.
"He estado fatal, no he estado a la altura, no se corresponde con un 'top 10'", indicó Ferrer, muy crítico con su actitud.
Tampoco fue muy ortodoxo el partido de Murray, que se medía a Gael Monfils, la última esperanza francesa, con toda la grada sosteniéndole para que volviera a semifinales por segunda vez tras haberlas jugado en 2009. Acabó inclinándose por 6-4, 6-1, 4-6, 1-6, 6-0.
El británico dominó el encuentro en las dos primeras mangas, pero el francés iba a vender cara su piel oscura. Sorprendió anotándose la tercera y eso le dio aliento. A él y al público. Sobre la central de París planeó el espectro del duelo que Monfils sostuvo contra el italiano Fabio Fognini en tercera ronda, cuando protagonizó una remontada épica.
Pero al francés le faltó fuerzas y el escocés demostró que tiene más tenis que el transalpino y cerró con suficiencia el último parcial.
La otra semifinal se la jugarán el serbio Novak Djokovic, para muchos el hombre más en forma del momento, contra el letón Ernests Gulbis, la sorpresa de las semifinales, una ronda que nunca había disputado en su carrera.
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