El parque Mirador Sur fue concebido como un pulmón para la cada vez más aglomerada ciudad de Santo Domingo.
El espacio cuenta desde su inauguración con una piscina que simula un lago donde navegan pequeños botes, un restaurante, hoy arrendado; varias fuentes de agua, esculturas y pista de ciclismo, que actualmente lucen abandonados.
En opinión de arquitectos urbanistas, los problemas que afectan la habitabilidad y el paisajismo del Parque Mirador Sur, así como su función de pulmón urbano, podrían resolverse si el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) cumpliera con su responsabilidad de normar y gestionar el espacio público, como se lo asigna la ley.
El Mirador Sur, inaugurado en el año 1970 y concebido como eje de un conjunto paisajístico inserto en la ciudad de Santo Domingo, se ha convertido en un espacio sin reglas, asediado por el deterioro progresivo.
Los vehículos se parquean en aceras y áreas verdes, hay personas viviendo en cuevas, abundan los negocios improvisados y se ha permitido que se levanten construcciones ilegales. A todo eso se le agrega la inseguridad, la basura y el quebranto creciente de todas las áreas, incluyendo estatuas y fuentes.
Ante esta situación, en opinión del arquitecto urbanista Erick Dorrejo, "el Ayuntamiento (del Distrito) debe jugar el rol establecido por la Ley 176-07, ya que una de sus competencias es normar y gestionar el espacio público, como se puede leer en artículo 19 de esta ley".
A juicio de Dorrejo, este parque es una de las pocas áreas que forman parte del circuito de espacios públicos del Distrito Nacional, por lo que entiende debe ser preservado como un ámbito para el esparcimiento de la población, que contribuya a la cohesión social y que permita integrar la naturaleza al conjunto de actividades que allí se realizan.
De su lado, el arquitecto José Emilio Brea recomienda a las autoridades del ADN renunciar de sus cargos si no son capaces de utilizar los recursos legales de que disponen ni pueden cumplir con las ordenanzas y normativas que ellos mismos han creado para conservar un espacio público como el Parque Mirador Sur.
"Es muy simple, lo que hay que hacer es aplicar las leyes, normas, ordenanzas y mandatos del propio ADN o de cualquier otra institución... ellos saben perfectamente cuando están violando los preceptos municipales que se supone protegen a la ciudadanía", opinó Brea.
Una propuesta: polígonos de control
El arquitecto Dorrejo consideró que la principal estrategia para rescatar el Mirador Sur es propiciar el empoderamiento de la comunidad, lo que entiende se puede garantizar a través de la conformación de polígonos de control, integrados por las juntas de vecinos circundantes.
Explicó que estas entidades podrían alertar al Ayuntamiento ante cualquier anomalía en cuanto a seguridad, estado de las infraestructuras o uso indebido del espacio, y en lo que respecta a este último punto, consideró que se debe velar por mantener el parque libre de construcciones, de manera que preserve el espacio verde que existe en la actualidad y, de ser posible, aumentarlo.
Además de las juntas de vecinos, señaló que el consejo de regidores del ADN debe asignar un concejal a cada polígono de control, con el objetivo de fiscalizar las acciones que hace el sector ejecutivo del Ayuntamiento, velando así por el patrimonio del Distrito Nacional y por los recursos invertidos.
Dijo que a nivel de infraestructura, el Parque Mirador Sur necesita reforzar su sistema de iluminación, aunque en una primera etapa solo se haga en las avenidas y zonas puntuales del parque. En cuanto a los problemas de estacionamiento, Dorrejo considera que pueden solucionarse con el diseño y construcción de tres puntos de parqueos, debidamente identificados y con un diseño que respete el entorno natural.
A su juicio, esta oferta debe complementarse con un circuito de transporte colectivo amigable con el medio ambiente, que garantice la movilidad de todos aquellos que visiten ese espacio. "Luego de que esté operando este sistema, se puede exigir a los conductores que no se estacionen en zonas verdes o en la calle, ya que los mismos tendrían opciones para desplazarse", añade.
Una normativa para el Mirados Sur
Recientemente el regidor perredeísta por la circunscripción No.1 del Distrito Nacional, Alejandro Barón, pidió al alcalde Roberto Salcedo que gestione la creación de una normativa que permita el saneamiento y ordenamiento del Parque Mirador Sur y el litoral suroeste del malecón de la capital.
Barón sostuvo que el crecimiento en términos económico, inmobiliario y demográfico que presenta la ciudad de Santo Domingo hace necesario "ir reglamentando el usufructo de los espacios públicos destinados al esparcimiento y recreación de los ciudadanos".
Recordó el parque Mirador Sur y el litoral suroeste del malecón constituyen los más extensos pulmones naturales con que cuenta la ciudad capital.
Debido a que la Ley 176/07 impide al Concejo de Regidores presentar la iniciativa al otorgar exclusividad a la administración, el concejal del PRD, mediante comunicación, solicitó al ejecutivo municipal regular en estas áreas los espacios exclusivos para parqueos, tránsito, recreación infantil, actividades de adultos, ejercicios físicos, así como el horario en que se lleven a cabo estas actividades.
Pidió a Salcedo presentar "sin mayores dilaciones ante el Concejo de Regidores la normativa que regule el uso de estos espacios".
Eje de un sistema de parques
El trazado y construcción del complejo Mirador Sur, inaugurado en el 1970, fue el primero de un conjunto de grandes parques que se crearon en Santo Domingo como parte de la política de obras urbanas de los gobiernos de Joaquín Balaguer, al que siguieron el Parque Botánico y el Parque Zoológico, y luego el Mirador del Este, en 1978, y el Mirador Norte, en 1993.
Este parque cuenta con siete kilómetros de jardines dispuestos de forma lineal, entre rocas que forman cavernas milenarias, entre las que se destacan la Guácara Taína, un espacio subterráneo con estalactitas y estalagmitas donde funciona un centro nocturno, y la que aloja el restaurante Mesón de la Cava.
El arquitecto Eugenio Pérez Montás, quien encabezó el equipo de profesionales a cargo del proyecto Mirador Sur, escribió en su libro "La Ciudad del Ozama, 500 Años de Historia Urbana", que "con los trabajos realizados se había rescatado el litoral de la segunda terraza geológica de Santo Domingo y preservado el espléndido paisaje sobre el Mar Caribe, que se extiende hasta el puerto de Haina".
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