MADRID. Inmerso en un personal viaje al lado más espiritual de la tradición norteamericana, el popular cantante Bobby McFerrin llega esta semana a España para presentar su último disco, "spirityouall", en el que explora las relaciones entre la música, la fe y la esperanza.
"He crecido en la fe, de ahí es de donde vengo, y creo que de algún modo toda la música puede escucharse como si fuera un rezo", asegura en entrevista con Efe Bobby McFerrin, que mañana actúa en Madrid.
Poseedor de una voz única e inconfundible, llena de matices y con un amplísimo rango tonal, McFerrin (Nueva York, 1950) ha dedicado gran parte de su longeva carrera a rastrear los puntos en común entre la música clásica y popular, que también tienen un papel protagonista en "spirityouall".
"Folk, rock, blues y bluegrass están en mis oídos, de la misma manera que el jazz, la música clásica o la africana. Quería hacer un álbum que reconociera esas influencias", explica el músico.
Pero más allá de sus canciones y de su singular estilo interpretativo, McFerrin siempre ha destacado por su humanidad, por su incansable optimismo y por una manera muy vitalista de entender la música, cualidades que se reflejan perfectamente en los espirituales negros que casi monopolizan su último trabajo.
"Estas canciones hablan de la naturaleza humana, de la condición humana. Hablan de algo que es bastante universal: la necesidad de encontrar energía y fe para superar los problemas", dice McFerrin.
El conjunto final entremezcla canciones tradicionales como "Joshua", con composiciones originales de McFerrin y versiones como "I shall be released" de Bob Dylan, pero todas ellas impregnadas del sentimiento y la esencia de los espirituales.
"Para mí los espirituales tratan sobre la alegría y la resistencia del espíritu humano. Incluso frente a los problemas, tenemos fe, esperanza y alegría por el hecho de estar vivos. Por ello intento invitar al público a conectar con ese sentimiento", explica el autor de "Don't worry, be happy".
McFerrin contó con la colaboración de la contrabajista Esperanza Spalding para varias canciones de un álbum que también puede entenderse como un tributo a su padre, el también cantante Robert McFerrin, que falleció en 2006 y que fue el primer negro que actuó como solista en el Metropolitan Opera de Nueva York.
"Mi padre fue uno de los músicos más disciplinados y concienzudos que he conocido -recuerda McFerrin-. Tenía un don natural e increíble y tomó la responsabilidad de usarlo con el corazón. Cuando yo era pequeño, solía esconderme debajo del piano para observarle y escucharle".
Consciente de que su voz es su mayor privilegio, McFerrin trata de cuidarla lo máximo ("estoy muy tranquilo fuera del escenario, soy como un ermitaño") pero sin perder de vista que sin inspiración y sin alma, sus habilidades vocales no sirven de nada.
"Creo que es importante estar abierto a la inspiración en cualquier lugar. Yo miro en mi interior y trato escuchar la música que hay en mi cabeza, pero también presto atención a lo que hay alrededor de mí", detalla.
"El sonido de la brisa, de alguien riéndose o de un instrumento tradicional que nunca he escuchado; o ver una pintura, o una película o a un bailarín moviéndose. El mundo es un lugar muy inspirador", añade.
Acompañado para esta gira por una banda y contento por volver a España, McFerrin espera trasladar su personal visión sobre la música y la vida al público. "Para mí esa es la conclusión: nuestro trabajo como artistas es traer la alegría", finaliza.
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