BELO HORIZONTE. Aún sacudido por la baja de su principal figura, Brasil trataba de no perder el optimismo con respecto a sus posibilidades en la Copa del Mundo, de la que es sede.
Ese helicóptero que el sábado trasladó a Neymar, de la concentración del equipo a la ciudad natal del jugador, también pudo haberse llevado consigo las esperanzas del país de conquistar un sexto título mundial. Pero el torneo sigue, y Brasil tiene el martes una cita con Alemania en las semifinales.
"Tenemos que tener temple en un momento como este", dijo el zaguero brasileño David Luiz. "Estamos tristes porque hemos perdido a un jugador fundamental, alguien que buscaba hacer realidad el sueño de salir campeón".
Una de las principales atracciones del torneo, Neymar había sido el motor de la selección anfitriona. Pero su Mundial llegó a su fin el viernes, en la victoria por 2-1 ante Colombia en los cuartos de final.
El rodillazo que el defensor colombiano Camilo Zúñiga le asestó en la espalda, provocó la fractura de una vértebra, marginándolo del Mundial.
Admirado y respetado a su corta edad, Neymar era el alma del equipo en todos los sentidos, más allá de ser la solitaria carta de gol.
El médico de la selección, José Luiz Runco, contó que los jugadores quedaron "estremecidos y tristes" cuando supieron que Neymar no iba a poder seguir en el Mundial.
"Da tristeza porque sabemos su sacrificio para estar con nosotros", dijo el delantero Fred. "Sabemos cuán importante es para nosotros. Pero tenemos que ver al grupo y darnos cuenta que tenemos mucha clase", sostuvo.
No será nada fácil reemplazar a Neymar. Cuando el delantero de 22 años estaba enchufado, Brasil tenía claridad. Caso contrario, el equipo se desdibujaba.
"Es muy duro perder a un jugador tan crucial", añadió el lateral derecho Maicon.
Ahora le toca al entrenador Luiz Felipe Scolari encontrar una variante y que el equipo siga pujando por el título en su propia casa.
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