El uso de tratamientos experimentales a gran escala en los países afectados es aún lejano
MADRID.Fotografía facilitada por el Ministerio de Defensa de España de la llegada del religioso y médico español Manuel García Viejo, que falleció por ébola . EFE
MADRID. "Los enfermos están desesperados. Sus familias y cuidadores, indignados; y los trabajadores humanitarios, exhaustos. Mantener la calidad de la atención es un desafío extremo", expresó la doctora Joanne Liu, presidenta internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF) ante la Asamblea General de la ONU.
La falta de medios en los países afectados por la epidemia de ébola ha venido a incrementar el drama de una enfermedad con una tasa de letalidad muy elevada y para la que no existen soluciones comprobadas ni vacunas.
"El tratamiento que ordena la OMS es de sostén, que consiste en tratar las complicaciones que produce la enfermedad", explica Mar Lago, miembro del Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario La Paz-Carlos III de Madrid (España).
"Si se produce el fallo de algún sistema, por ejemplo, el respiratorio, lo tratamos inmediatamente. Hay que ocuparse de las alteraciones que haya: de la coagulación, del hígado, del riñón, etc.", detalla esta especialista en Medicina Tropical y del Viajero que ha formado parte del equipo que trató a los dos misioneros españoles repatriados tras contraer la enfermedad y que, finalmente, fallecieron.
"También hay que cuidar muchísimo la deshidratación y las alteraciones pielonefríticas", añade. Lago recalca que no hay un tratamiento empírico, pues todos están en fase de experimentación.
"La población debe entender que estos productos médicos están en fase de investigación, no han sido probados en seres humanos ni están aprobados por las autoridades de reglamentación, por lo que su uso es exclusivamente compasivo", destaca la OMS.
Medicamentos muy escasos
En este sentido, la OMS considera que el uso de medicamentos y vacunas experimentales es aceptable desde el punto de vista ético en las excepcionales circunstancias del presente brote. No obstante, sus existencias son extremadamente reducidas o ya se han agotado.
Es lo que ha ocurrido con el suero ZMapp, del que ya no quedan existencias. Varios pacientes han superado la infección tras ser tratados con este fármaco experimental. Es el caso del médico estadounidense Kent Brantly, de la cooperante Nancy Writebol, del doctor Senga Omeonga, del asistente médico Kynda Kobbah y del enfermero británico William Pooley.
Según indica la doctora Lago, el ZMapp contiene "anticuerpos monoclonales, que bloquean el virus y dan tiempo al sistema inmune para que actúe".
La especialista señala que los experimentos con ZMapp han dado buenos resultados en monos. Sin embargo, la seguridad de este fármaco todavía no se ha probado en humanos, tal y como señala la propia Mapp Biopharmaceutical, la empresa que lo desarrolla.
En este sentido, es necesario explicar que el proceso que lleva a la comercialización de un medicamento es largo y pasa por varias etapas.
"Así, tras haber identificado un determinado compuesto que podría ser de utilidad en el campo médico, se le somete a estudios preclínicos y posteriormente a ensayos clínicos", expresan los especialistas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Según estos expertos, "en los estudios preclínicos el objetivo es demostrar que el compuesto no es tóxico, para lo que se emplean cultivos celulares y modelos animales. Después vienen los ensayos clínicos, que se efectúan en seres humanos y que constan de varias fases".
"En la primera de ellas, se comprueba la seguridad del compuesto en individuos sanos. En la segunda, se prueba si el fármaco es eficaz y se evalúa la dosis. En la tercera, se amplía todo lo posible el número de pacientes, con el objetivo de averiguar si el medicamento funciona y si es mejor de los que ya hay en el mercado", indican la AEDV.
"La cuarta fase tiene lugar tras la comercialización del fármaco y consiste en hacer un seguimiento por si aparece algún efecto secundario inesperado", concluyen.
Según Mar Lago, hasta la fecha no hay ningún medicamento contra el ébola que haya pasado todas las fases de experimentación que garantizan su eficacia y seguridad.
Pero se sigue investigando y, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), hay dos compañías farmacéuticas, Tekmira y Biocryst Pharmaceuticals, que reciben financiación del Departamento de Defensa y que están investigando compuestos que se hallan en fases de desarrollo inicial.
El Departamento de Defensa también trabaja con la compañía NewLink en el desarrollo de una posible vacuna contra el ébola.
Dos posibles vacunas
En este sentido, la OMS ha celebrado una reunión de expertos para valorar los esfuerzos que se están llevando a cabo en la evaluación de la seguridad y eficacia de las vacunas contra el ébola.
Tras este encuentro, la OMS considera que hay dos posibles vacunas prometedoras. Una de ellas ha sido desarrollada por GlaxoSmithKline en colaboración con el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
"Utiliza un vector adenoviral derivado de los chimpancés con un gen del virus del Ébola insertado", detalla la OMS.
La segunda vacuna la ha desarrollado la Agencia de Salud Pública de Canadá. "La licencia para la comercialización de la vacuna canadiense está en manos de la compañía americana NewLink Genetics, con sede en Ames, Iowa. La vacuna utiliza un virus de la estomatitis vesicular debilitado, un patógeno encontrado en el ganado, uno de cuyos genes ha sido sustituido por un gen del virus del ébola", precisa esta entidad.
Por el momento, dada la ausencia de vacunas que prevengan la enfermedad y de fármacos que puedan curarla, uno de los tratamientos que se barajan es la transfusión de suero hiperinmune, también llamado suero convaleciente.
"Se obtiene de la sangre de una persona que ha sobrevivido a la enfermedad y, por lo tanto, tiene anticuerpos contra el virus. No obstante, para poder emplear el suero hiperinmune hay que analizar la sangre, verificar la compatibilidad de grupos sanguíneos y hacer unos tests para descartar que el donante tenga ébola u otras enfermedades infecciosas", precisa la doctora Lago.
La Organización Mundial de la Salud expone varios casos de personas que han recibido terapia con sangre de pacientes que han superado el virus.
"En 1995, durante un brote de ébola en la República Democrática del Congo, se le administró a ocho personas sangre de pacientes que habían superado el ébola. Siete de ellas se recuperaron", indican desde la OMS.
Sin embargo, puesto que no hubo un grupo de control, esta organización afirma que no se puede tener certeza sobre si fue exclusivamente este tratamiento lo que hizo que se recuperasen o incluso si contribuyó de algún modo a la recuperación.
"En el brote actual también se han suministrado terapias de convalecientes a algunos pacientes, pero el número es demasiado pequeño para poder sacar conclusiones sobre su eficacia", aseguran.
Esta entidad considera que las principales preguntas sobre la seguridad y eficacia de dichas terapias todavía necesitan respuesta. Tampoco está del todo claro si será factible llevarlas a cabo "en países con sistemas sanitarios destruidos y con una gran escasez de personal médico".
En lo relativo al futuro de esta epidemia, la OMS subraya que si la actual tasa de aumento continúa y no se interviene de algún modo, en un plazo muy corto podríamos observar cómo cada semana se producen entre 2,500 y 5,000 nuevos casos.
"Los países afectados podrían registrar más de 10,000 casos semanales a mediados de noviembre", apunta.
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