Las partes comenzaron en 2012 un proceso de paz con el apoyo de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile
LA HABANA. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia volvieron el viernes a la mesa de conversaciones con el gobierno con la presencia de nuevos negociadores que conformarán una subcomisión con las autoridades para decidir cómo se procederá a la desmovilización.
En Bogotá el presidente Juan Manuel Santos declaró que la presencia de nuevos jefes de las FARC en La Habana era una buena señal de que el proceso de paz va por buen camino.
Tras varias semanas de receso, las partes retomaron el diálogo que se desarrolla en la capital cubana capital con la presencia de más de una docena de nuevos delegados de los guerrilleros, entre ellos alias Pastor Alape, cuyo nombre es Felix Antonio Muñoz, y alias Carlos Antonio Lozada, legalmente Luis Antonio Losada, dos comandantes del Secretariado, la más alta instancia de la organización.
"Aquí estamos los guerrilleros de las FARC, con toda nuestra carga artillera política, resueltos a jugárnosla por la paz de Colombia", dijo a periodistas el jefe del equipo rebelde, Iván Márquez, cuyo nombre legal es Luciano Marín Arango.
Márquez dio la bienvenida por sus nombres de guerra a los nuevos delegados que dijo conformarán un "Comando Guerrillero para la Normalización".
Explicó que ese comando "explorará caminos con altos oficiales del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional, en busca de un acuerdo que nos permita concretar el armisticio demandado por las víctimas del conflicto y clamor de una Nación"
En agosto el gobierno designó como General Javier Alberto Flórez y a un grupo de oficiales como contraparte de los rebeldes en una suerte de subcomisión técnica que irá planteando las cuestiones operativas relacionadas con el destino de las armas y que será la contraparte oficial de este Comando presentado por Márquez.
Por su parte, Alape leyó una declaración en la cual los rebeldes aclararon que no están dispuestos a rendirse sino que, tal como el acuerdo preestablecido de negociación lo especificaba, llegarán a algún mecanismo de una "dejación de armas".
"Significa la no utilización de las armas para hacer política. Esto es válido para la guerrilla y para el Estado. Si hay paz, las FARC ya no usarán las armas para hacer política, y el Estado no puede continuar usando las armas para hacer política", expresó Alape.
Alape fue el último guerrillero que ingresó al secretariado en reemplazo de Víctor Julio Suárez, alias "Jorge Briceño" o "el Mono Jojoy", el jefe militar del grupo rebelde y que fue muerto por la fuerza pública en septiembre de 2010.
El gobierno de Santos insistió en la idea de que los guerrilleros deben entregar las armas y desmovilizarse, a la par que rechazó la idea de una tregua bilateral mientras se negocia.
Entre los que arribaron a la isla estaba también Henry Castellanos Garzón, alias "Romaña", quien en 1998 inició una práctica que tuvo un fuerte impacto, las llamadas "pescas milagrosas" o el secuestro en las carreteras colombianas.
En Colombia, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo consideró positiva la presencia de los jefes guerrilleros en La Habana.
"Es absolutamente natural que cuando se llega a esta etapa de un proceso de paz y hay que tomar las decisiones más duras y más difíciles se necesita la presencia de los comandantes, de los jefes militares", expresó Cristo a periodistas en la ciudad de Barranquilla.
Y en un acto de posesión de nuevos funcionarios en Colombia, el presidente Santos dijo que la presencia de jefes guerrilleros en las negociaciones "es una buena noticia, una buena señal".
"Quería dar ese parte de tranquilidad, porque eso lo que nos está diciendo a todos los colombianos es que vamos por buen camino", señaló.
Finalmente afirmó: "me causa cierta sorpresa el alboroto que algunos han querido armar con los traslados de jefes guerrilleros a La Habana. Acusan al proceso con argumentos que realmente son argumentos muy débiles y que se caen de su propio peso".
Las partes comenzaron en 2012 un proceso de paz con el apoyo de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile que podría llevar al cese del conflicto en suelo colombiano que lleva más de 50 años.
El diálogo se centra en una agenda preestablecida de seis puntos. Actualmente la cuestión sobre la mesa es el resarcimiento a las víctimas. Anteriormente llegaron a convenios sobre otros tres: los problemas de la tierra, la participación política de la guerrilla y el combate al narcotráfico.
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