MÉXICO. El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, se convirtió ayer en la primera víctima política de la noche violenta del 26 de septiembre en el municipio Iguala, donde seis personas murieron y 43 estudiantes desaparecieron a manos de policías.
En un mensaje a los medios en Chilpancingo, capital de Guerrero, el político del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) anunció su separación del cargo para “favorecer un clima político” que permita resolver la emergencia desatada hace casi un mes. “La prioridad debe ser continuar con la búsqueda de los jóvenes desaparecidos y garantizar que los responsables de estas graves violaciones de los derechos humanos sean castigados”, dijo. Explicó que ahora el Congreso deberá elegir “responsablemente” a la persona que continuará al frente del Gobierno hasta que concluya su mandato en octubre de 2015.
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