MÉXICO. De la misma forma en que el espectro musical latinoamericano está lleno de gamas y contrastes, el estilo de las celebridades se mostró ecléctico en la alfombra verde de los Latin Grammy.
La actriz puertorriqueña Roselyn Sánchez y la mexicana Maite Perroni apostaron por trajes de color negro.
Sánchez demostró que se vale de todo en una época en la que la sustentabilidad ha llegado incluso a la moda. Sorprendió al llegar en un traje corto de lentejuelas de la firma Dolce &Gabbana que adquirió hace unos siete años y que transformó con la ayuda de una costurera. El resultado fue un vestido corto sin tirantes y con lentejuelas que remitió a las bailarinas flapper de la década de 1920, y que complementó con unos tacones altos de Christian Louboutin.
Perroni eligió la sencillez de un modelo con tirantes del mexicano Kris Goyri, que lució con el pelo atado en una atemporal cola de caballo.
Mientras que los recién casados Marc Anthony y Shannon De Lima confirmaron que en las alfombras rojas, o verdes en este caso, la complicidad de la pareja resulta vital.
El cantante llegó en un simple traje oscuro con una camisa blanca desabotonada. Aunque pudo resultar demasiado casual, el salsero encajaba perfectamente cuando posaba junto a su esposa, quien llegó con una imagen más pulida integrada por un traje azul eléctrico con aplicaciones de pedrería y la melena suelta.
La actriz mexicana Angelique Boyer y el argentino Sebastián Rulli también brillaron en pareja. Ella, en un traje largo de terminación amplia y con sofisticados cortes en los costados y él con un traje del mismo tono. Boyer se recogió el pelo en un moño que le dio una elegancia juvenil.
Para los hombres la fórmula fue básica: el smoking o el tradicional traje negro, como el que lució Ricky Martin, quien llevaba una barba perfectamente recortada, gafas y un impecable saco negro que destacó por la sutil aplicación de una solapa de cuero.
Juanes, por su parte, apostó por una propuesta más relajada, con una camiseta simple de tono claro que combinó con un traje del diseñador Tom Ford.
Hubo chispazos de color, como cuando la española Natalia Jiménez arribó en un traje morado de Zac Posen. El blanco, también sobresalió. La actriz puertorriqueña Giselle Blondet lució un vestido en ese tono que destacó por sus texturas en la parte baja, que daban la apariencia de escamas.
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