El alto grado de contaminación en el vertedero de Duquesa pone en riesgo la salud de los que allí laboran, debido a que no se han adoptado medidas de protección. Los que más contacto tienen son los buzos, quienes escarban en la basura sin ninguna protección. Piden a Salud Pública y Medio Ambiente que lo intervenga. Casi todos los administradores y encargados de operación que han llegado a Duquesa se han enfermado, el último en ser hospitalizado fue Rijo Meléndez, quien asumió la dirección del vertedero, luego que el Ayuntamiento del municipio Santo Domingo Norte asumiera su control. La salud de Meléndez se agravó desde que llegó a Duquesa hasta el punto que fue hospitalizado. Sus problemas de salud motivaron su remoción del cargo.
Otro que se enfermó cuando comenzó a laborar en Duquesa es el encargado de operaciones del vertedero, Saldívar Hernández. “En los primeros días que entré a trabajar aquí me enfermé, por la gran contaminación que hay aquí”, narró Hernández. Con el tiempo los trabajadores del vertedero se han hecho inmunes ante el mal olor y la contaminación.
Desde que una persona se arrima al vertedero comienza el mal olor a atacar y todo su entorno está invadido del gran hedor que se desprende de todo tipo desperdicios descompuestos que se vierten y por los lixiviados (aguas negras) que sale de la basura.
Desde la puerta se ve el enjambre de moscas que pululan por todo su entorno y una gran cantidad de ratones que también hace su “agosto” en el basurero. Al lado opera una cafetería comedor, donde los buzos van a comer, sin importar el fuerte mal olor en el área.
Sin protección
Las personas que laboran en el vertedero no utilizan mascarilla ni ninguna otra cosa que los proteja de los malos olores ni de la gran contaminación que hay en el campo de depósito.
En el campo, buzos y perros se confunden escarbando en la basura: los primeros buscan objetos reciclables para comercializarlos y los segundos buscan saciar el hambre.
Sin protección
Las personas que laboran en el vertedero no utilizan mascarilla ni ninguna otra cosa que los proteja de los malos olores ni de la gran contaminación que hay en el campo de depósito.
En el campo, buzos y perros se confunden escarbando en la basura: los primeros buscan objetos reciclables para comercializarlos y los segundos buscan saciar el hambre.
Piden intervención
El ambientalista Luis Carvajal sugiere que el vertedero sea intervenido por Salud Pública y Medio Ambiente para controlar el impacto medioambiental. “Los que hay en Duquesa es un total y absoluto desorden donde se trabaja sin ninguna medida de protección: no hay uniforme, no hay guantillas ni mascarillas, aunque eso está establecido en las normas de manejo”, precisó Carvajal.
Señaló que tampoco hay control estricto de los elementos que puedan volatilizar las partículas de los sólidos que puedan desprenderse junto con el polvo.
“La falta de control de los lixiviados es otro de los problemas que incide con el alto grado de contaminación. No hay en el vertedero ningún tipo de supervisión ni mecanismo de gestión para ordenar que eso no ocurra. Es como si fuera una tierra de nadie donde sólo se controla los camiones que entran y salen y el flujo de los tractores y retroexcavadoras que remueven allí”, adujo el ambientalista.
Señaló que tampoco hay control estricto de los elementos que puedan volatilizar las partículas de los sólidos que puedan desprenderse junto con el polvo.
“La falta de control de los lixiviados es otro de los problemas que incide con el alto grado de contaminación. No hay en el vertedero ningún tipo de supervisión ni mecanismo de gestión para ordenar que eso no ocurra. Es como si fuera una tierra de nadie donde sólo se controla los camiones que entran y salen y el flujo de los tractores y retroexcavadoras que remueven allí”, adujo el ambientalista.
Dijo que por la magnitud de Duquesa, ese vertedero tiene obligatoriamente que ser intervenido por Salud Pública y Medio Ambiente. Sugiere un plan integral de manejo de desechos sólidos, ya que entiende que el mismo debe contar con especialistas en la materia que puedan establecer un plan conocido por todos los entes envueltos: conductores de los camiones y por las personas que están en el área. Refiere que cuando hay lluvia la gran cantidad de lixiviados que se va con los acuíferos incide en la salud colectiva de la ciudad.
“Hay que obligar a que todo el personal que entre al vertedero sea protegida con guante, mascarilla, uniformes especiales”, consideró.
También sugiere un monitoreo continuo de la salud de las personas que laboran allí y del personal técnico que se expone de forma permanente a las emanaciones y a los olores que provienen del vertedero.
También sugiere un monitoreo continuo de la salud de las personas que laboran allí y del personal técnico que se expone de forma permanente a las emanaciones y a los olores que provienen del vertedero.
Plantea la creación de un consejo multi institucional que involucre a Salud Pública y Medio Ambiente, a la Liga Municipal y a los ayuntamientos para la supervisión técnica y que cada dos meses pase balance a la situación de allí. “No estamos hablando de crear un nuevo organismo, sino a partir del personal que debe participar en el seguimiento y supervisión y convertirlo en un consejo técnico que plantee medidas puntuales y concretas para cada circunstancia que desborden los límites del manejo establecido”, señaló.
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