Según una encuesta divulgada este fin de semana el 47 % de los escoceses se oponen a la emancipación
LONDRES.- A cien días del referéndum de Escocia, independentistas y partidarios de la permanencia en el Reino Unido van a intensificar sus campañas para convencer al elevado número de indecisos, que pueden ser clave en el resultado final.
Entre un 13 y un 20 % de la población escocesa no se decanta de momento, según las distintas encuestas, que prevén la victoria del "no" en el referéndum del 18 de septiembre si bien los independentistas avanzan posiciones desde hace semanas.
A la fecha de hoy faltan cien días para que se celebre una consulta histórica a la que están convocados los mayores de 16 años residentes en Escocia, una región de cinco millones de habitantes que forma parte del Reino Unido desde 1707.
Esa fecha marca "el inicio de una cuenta atrás para el que será uno de los días más emocionantes e históricos que ha vivido esta nación", señaló hoy Alex Salmond, ministro principal de Escocia y líder del independentista Partido Nacionalista Escocés (SNP) que ha promovido la consulta.
"Los ojos del mundo miran a Escocia y debemos estar orgullosos del ejemplo que estamos dando sobre la naturaleza de un debate sobre nuestro futuro que es profundamente democrático y pacífico, algo que no ocurre siempre en todos los lugares", apuntó.
Salmond se topó esta semana con las manifestaciones del presidente estadounidense, Barack Obama, contrarias a la independencia de Escocia, algo que le "sorprendió" porque, si Escocia se convierte en un país, EE.UU. tendría "dos aliados en vez de uno", según dijo hoy en un programa dominical de la BBC.
Al término de la cumbre del G7 en Bruselas, Obama dijo el jueves que, "al menos desde fuera, parece que las cosas funcionan bien como están" y que el interés de Estados Unidos es tener a su principal aliado transatlántico "fuerte, robusto y unido", si bien precisó que la decisión corresponde a los escoceses.
Los independentistas defienden que Escocia seguiría formando parte de la Unión Europea, cuyos responsables precisan que, según los tratados, si una parte de un país se escinde de un Estado comunitario, quedaría fuera de la UE y tendría que negociar su adhesión.
El SNP también quiere que la nueva nación siga bajo el reinado de Isabel II y mantenga la libra esterlina, pero el Gobierno de Londres le ha negado la unión monetaria con el Reino Unido, con el apoyo de los tres principales partidos británicos.
"Es como embarcarse en un divorcio dañino e insistir en que, pese a todo, deberíamos compartir una tarjeta de crédito", afirmó gráficamente el jefe del Tesoro británico, el escocés Danny Alexander, una de las principales caras del "no" a la independencia.
Los partidarios de la permanencia de Escocia en el Reino Unido ofrecen a cambio una mayor transferencia de competencias a la región británica si rechaza la independencia, algo que la reina Isabel II prometió esta semana en el solemne discurso que resume los planes del Gobierno para el próximo curso parlamentario.
Cuatro millones de residentes en Escocia mayores de 16 años, incluidos ciudadanos europeos y de la Commonwealth (mancomunidad de excolonias y protectorados británicos), están llamados a las urnas el 18 de septiembre para contestar afirmativa o negativamente a la pregunta: "¿Debería Escocia ser un país independiente?
Una encuesta divulgada este fin de semana señala que el 47 % de los escoceses se oponen a la independencia, frente al 40 % que la apoyan y un 13 % que no se pronuncia.
La celebración de esta consulta, a solo unos meses de las elecciones generales de mayo próximo en el Reino Unido, es posible por el acuerdo alcanzado en Edimburgo el 15 de octubre de 2012 entre Salmond y el primer ministro británico, David Cameron.
De triunfar el "sí" en el referéndum, el ministro principal escocés ha fijado como fecha para declarar la independencia el 24 de marzo de 2016, aniversario de la firma del Acta de Unión, que define los términos de unión entre Inglaterra y Escocia desde 1707.
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