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miércoles, 23 de julio de 2014

El abandono de sus adversarios facilitó el camino a Miguel Vargas

Hipólito y Luis ignoraron padrón y comisiones organizadoras

SANTO DOMINGO. Al margen de la hojarasca y pasiones que han levantado los resultados y sucesos de la trigésima convención ordinaria del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), hay que identificar las causas, que como la crisis de 2011, las de mayo de 2012 y agosto de 2013 parieron el pasado proceso perredeísta.
El primer factor que determinó la ganancia de Miguel Vargas al lograr hacer esta convención con el dominio de los organismos, fue el accionar dubitativo que mantuvieron el expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader, quienes el primero agosto de 2013 reunieron al Comité Ejecutivo de sus seguidores, y decidieron pautar una convención para el 27 octubre.
Previo a esa decisión, un grupo de dirigentes, entre ellos Tony Peña y Neney Cabrera, habían preacordado con Vargas la composición de la comisión organizadora nacional y local, con la salvedad de que en la nacional tendrían al menos 6 representantes. Pero todo se derrumbó, cuando los más radicales seguidores de Mejía acusaron a Peña Guaba de querer obviar el liderazgo de Mejía, lo que provocó un airado discurso del hijo del fenecido líder del PRD y su salida de una reunión.
El error de ese sector estuvo en que abandonaron los escenarios como el de la inscripción en el padrón de militantes y electores, y sólo los alcaldes, diputados, regidores y dirigentes con posiciones institucionales que apoyan a Vargas se dedicaron inscribir a sus allegados y leales que les obedecen, y han votado por ellos en varias elecciones.
Mejía, en una alocución el 14 de febrero, llamó a no participar en la Convención, rescatar el PRD, y a refugiarse en la Convergencia para las candidaturas del 2016. Posteriormente, Abinader anuncia el día 17 de ese mes, en un discurso en Telemicro, que se quedaría en el PRD y sería su candidato.
Ese sector se dio cuenta de que estaba perdiendo un tiempo valioso declarándose como un grupo rebelde dentro del PRD, mientras Vargas manejaba la sartén por el mango institucional.
En una alocución en el Grupo Corripio, el 21 de mayo, Mejía anunció la conformación de la "Corriente Mayoritaria", que la semana pasada se convirtió en Partido Revolucionario Mayoritario, formalizando la salida del sector que lidera del PRD.
Estos mensajes provocaron confusión y dudas en gran parte de sus seguidores, cobijados por generaciones bajo el jacho y las siglas de su PRD. Tras la escisión, el único de los aspirantes a la presidencia del PRD que quedó de ese sector, Guido Gómez, decidió probar suerte, e inscribirse.
Una utopía
Dados estos precedentes, era una utopía creer que el equipo que inscribió a la gran mayoría de los 538 mil electores, formó las comisiones locales organizadoras, y tenía el apoyo de 58 alcaldes, 50 diputados, 427 regidores y a 244 candidatos a vicepresidentes y subsecretarios, fuera a perder la presidencia del PRD.
La suerte de este proceso estará, como en todas las recientes ocasiones, en manos del Tribunal Superior Electoral (TSE), pero de antemano no se prevé que haya cambios que modifiquen los actuales resultados, porque ya es costumbre en la política vernácula que los resultados de los procesos electorales son hechos consumados, y deshacerlos provocarían sismos postelectorales que no han sido la praxis.
La tradición es que los cuestionamientos a estos procesos no han pasado de denuncias en la opinión pública.

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