Las negociaciones, que se iniciaron el año pasado, siguen estancadas en cuatro aspectos clave
VIENA.- Tras cinco días de intensas negociaciones al más alto nivel en Viena y a solo dos de vencer el plazo estipulado, las conversaciones sobre el polémico programa nuclear de Irán seguían hoy atascadas, sin acercamiento a la vista.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, quien se encuentra en la capital austríaca desde el jueves, fue contundente ayer al decir que aún hay "grandes diferencias" entre las partes.
"Estamos haciendo progresos poco a poco, pero tenemos grandes diferencias, todavía tenemos algunas serias diferencias que estamos trabajando para cerrar", manifestó ante la prensa.
A lo largo de la jornada, Kerry habló no solo con todas las delegaciones presentes en Viena, sino que informó también a varios gobiernos de Oriente Medio sobre el transcurso de las negociaciones.
El Departamento de Estado de EEUU indicó que Kerry mantuvo hoy conversaciones telefónicas con los ministros de Exteriores de Kuwait, Bahrein, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Canadá y con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Por su parte, el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, habló hoy de que se ha llegado a "la hora de la verdad" y, pese a que un acuerdo no es eminente, aseguró que "nunca se ha estado más cerca" que ahora.
Un céntrico hotel de Viena acoge desde el martes la última y probablemente decisiva ronda negociadora para poner fin a un conflicto nuclear que dura ya doce años.
En el centro de las conversaciones está un incansable Kerry, quien se ha reunido desde jueves varias veces con su homólogo iraní, Mohamed Yavad Zarif, siempre en presencia de la negociadora europea Catherine Ashton, quien coordina los esfuerzos en nombre de las potencias del Grupo 5+1.
Ese grupo está compuesto por las cinco potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido) más Alemania.
Para este domingo se espera la llegada a Viena del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, cuyo país es dentro del 5+1 el que mejores relaciones tiene con Irán, sobre todo en el campo nuclear.
Rusia ha construido la única planta de energía atómica que funciona por ahora en Irán y ha acordado con Teherán construir otras instalaciones similares en el futuro.
Las negociaciones, que se iniciaron el año pasado, siguen estancadas en cuatro aspectos clave.
En primer lugar se debate el alcance del programa iraní de enriquecimiento de uranio, un material de posible doble uso, civil para combustible nuclear y militar para bombas atómicas.
Luego está la posible producción de plutonio -otro material con posible uso militar- en la planta de agua pesada en Arak, cuyo cambio de diseño se está discutiendo.
Además, persiste el desacuerdo sobre el período que las actividades nucleares de Irán deberían ser sometidas a controles exhaustivos, con los estadounidenses hablando de décadas y los iraníes de años.
Finalmente, las partes no se ponen de acuerdo sobre cómo y a qué ritmo se deberían levantar las sanciones internacionales que pesan sobre Irán y que están asfixiando la economía de ese país.
Occidente teme que Irán quiera hacerse, bajo el paraguas de un supuesto programa nuclear civil, con los conocimientos y materiales para construir una bomba atómica.
Teherán, por su parte, rechaza estas alegaciones, asegurando que solo tiene intenciones pacíficas como la generación de energía eléctrica e investigaciones medicas.
No obstante, Irán ha obstaculizado durante años las investigaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de la ONU, con sede en Viena
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