Manifestantes atacan un vehículo de la policía a las afueras del ayuntamiento de Ferguson el martes 25 de noviembre de 2014. AP
FERGUSON, Missouri, EE.UU. (AP) - Manifestantes volvieron a salir el martes a las calles de Ferguson, marcada con las cicatrices de la revuelta un día después de que multitudes saquearan negocios e incendiasen edificios en una noche de ira contra la decisión de un jurado investigador de no acusar al policía blanco que mató a Michael Brown.
Cientos de efectivos de la Guardia Nacional fueron enviados al suburbio de San Luis para ayudar a las autoridades locales a mantener el orden. Horas después de caer la noche, creció la tensión luego de que un coche de la policía fuese incendiado frente a la municipalidad, y los agentes lanzasen gases lacrimógenos.
Mientras, el policía Darren Wilson rompió su largo silencio público para insistir, en la televisión nacional, en que no podía haber hecho nada diferente en su enfrenamiento con Brown.
Tras la noche de violencia del lunes, el gobernador de Missouri, Jay Nixon, movilizó un amplio contingente fuerzas adicionales de la Guardia Nacional, ordenando que los 700 efectivos iniciales aumentasen a 2.200 con la esperanza de que su presencia pudiese ayudar a las autoridades locales a mantener el orden en el suburbio de San Luis.
"Deben protegerse las vidas y las propiedades ", dijo Nixon. "Este comunidad se merece tener paz".
Unos 50 manifestantes se congregaron en una barricada protegida por 30 miembros de la Guardia Nacional. El grupo coreó "¿De quién son las calles? Nuestras calles", "Esto es lo que es la democracia" y "Manos arriba no disparen", un cántico que se ha convertido en el grito de guerra de quienes protestan por los asesinatos policiales.
Frente a la sede de la policía en Ferguson, una mujer fue detenida después de que manifestantes lanzasen lo que parecían ser bombas de humo, bengalas y botellas con agua congelada a una fila de agentes. Otros dos manifestantes con máscaras fueron detenidos tras desafiar las órdenes de la policía para salir de la calle.
Por segundo día consecutivo se celebraron otras protestas en todo el país. Cientos de estudiantes de secundaria de Seattle abandonaron las aulas, y varios cientos de personas marcharon por una autovía de Cleveland para bloquear el tránsito en hora punta.
Durante una entrevista con ABC News, Wilson dijo que tenía la conciencia limpia porque "sé que hice bien mi trabajo".
Wilson, de 28 años, llevaba menos de tres años trabajando para la policía de Ferguson antes de la balacera del 9 de agosto. Dijo a la ABC que el tiroteo a Brown fue la primera vez que disparaba su arma en el trabajo.
Los abogados de la familia Brown dijeron que presionarían para cargos federales contra Wilson y que el proceso del jurado investigador estaba amañado desde el principio para limpiar la imagen de Wilson.
"Desde el principio hemos dicho que la decisión de este jurado iba a ser el reflejo directo de la presentación de las pruebas por parte de la oficina del fiscal", dijo el abogado Anthony Gray sugiriendo que la oficina del fiscal superior del condado, Bob McCulloch, presentó algunos testimonios para desacreditar el proceso, incluyendo el de testigos que no vieron el tiroteo.
Durante las protestas del lunes, 12 edificios comerciales en Ferguson estaban totalmente quemados, y los bomberos respondieron a incendios en ocho más, dijo Steve Fair, subjefe de esa corporación. Otros negocios fueron saqueados, y 12 vehículos estaban carbonizados.
Los padres de Brown hicieron llamados públicos para mantener la paz antes del anuncio del lunes, y el martes sus representantes hicieron hincapié de nuevo en que los que prenden fuegos no están del lado de Michael Brown.
Las protestas continuaron durante la jornada del martes. En Clayton, donde se reunió el jurado investigador, miembros del clero y otras personas bloquearon el tránsito durante varias horas por la mañana. En el centro de San Luis, donde los manifestantes ocuparon las escaleras del palacio federal de justicia y cortaron el tráfico, al menos cuatro personas fueron arrestadas.
Los abogados de la familia de Brown dijeron que esperan la investigación federal sobre derechos civiles en marcha finalice con la presentación de cargos. Pero las investigaciones federales sobre mala conducta policial se enfrentan a un requisito legal que requiere evidencias de que el funcionario violó deliberadamente los derechos civiles de la víctima.
El testimonio de Wilson diciendo que se sentía amenazado, y las pruebas físicas casi con toda seguridad complicarán cualquier esfuerzo por buscar cargos federales.
Según la ley federal, "como fiscal tienes que demostrar que el agente sabía en ese momento que apretando el gatillo estaba haciendo un uso excesivo de la fuerza, que estaba violando la Constitución", dijo Seth Rosenthal, un ex fiscal de derechos civiles del Departamento de Justicia.
El Departamento de Justicia también ha iniciado una amplia investigación sobre el Departamento de Policía de Ferguson, en busca de patrones de discriminación.
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, dijo que su departamento tiene como objetivo completar las pesquisas lo más rápidamente posible "para restaurar la confianza, reconstruir la comprensión y fomentar la cooperación entre la policía y los miembros de la comunidad".
Independientemente del resultado de las investigaciones federales, la familia de Brown también podría presentar una demanda por homicidio imprudente contra Wilson.
Hablando en Chicago, el presidente Barack Obama dijo que sabe que la decisión del jurado investigador "molesta a mucha gente" pero que "las frustraciones que hemos visto no son sólo por un incidente en concreto. Tienen raíces profundas en muchas comunidades de color que tienen la sensación de que nuestras leyes no siempre se aplican de manera uniforme o justa".
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