Puerto Rico.-Doña Georgina Chervoni Lloren fue clara en su última voluntad: quería un velatorio ataviada con su traje de novia y descansando sobre su mecedora.
Sus cinco hijas pensaron que su madre, de 80 años, hablaba de un vacilón puesto que su progenitora era conocida por su gran sentido de humor. Pero no. Doña Georgina deseaba ser velada sentada en su mecedora y así la encontraron sus hijas al llegar hoy a la Funeraria Marín en Hato Rey.
“Para mí es una alegría. Si la hubiera visto en un ataúd era más fuerte. Así la veo como si estuviera en vida”, dijo Miriam Lamboy Lloren mientras permanecía en una de las tres sala de la funeraria.
El espacio estaba ambientado por música que recreaba el ambiente natural de un bosque, mientras que doña Georgina estaba ubicada en el centro de una vegetación que fue colocada en la capilla. Bajo su mano derecha fue colocado un libro y su espalda estaba recostada sobre la almohada roja que su hija, Dolores Lamboy Lloren, le confeccionó mientras la cuidaba.
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