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domingo, 25 de mayo de 2014

Las claves de la conquista de la décima por el Real Madrid frente al Atlético

Sergio Ramos se convirtió en el jugador de los 93 minutos cuando el duelo moría


Con una goleada 4-1, el Real Madrid superó al Atlético y conquistó la Champions (efe).
Con una goleada 4-1, el Real Madrid superó al Atlético y conquistó la Champions (efe).
LISBOA.- El Real Madrid derrotó al Atlético de Madrid en la final de la Liga de Campeones en el estadio de la Luz para conseguir la ansiada décima Copa de Europa, con claves como la fe de Sergio Ramos, un error de Iker Casillas que marcó el duelo, la rectificación al planteamiento inicial de Ancelotti o la exhibición de Ángel Di María.


Las claves madridistas de la conquista de la décima fueron:


.1. La fe de Sergio Ramos: se convirtió en el jugador de la final a los 93 minutos, cuando el duelo moría y se le escapaba al Real Madrid. Remató con el alma, sintiendo el peso de la historia y con su ambición infinita para escribir su nombre en la posteridad siendo un central con alma de goleador. De Schwarzenbeck a Ramos se traslada una maldición de finales de Copa de Europa para el Atlético con un nuevo tanto en el descuento. Sumados a los de Múnich en semifinales y a su liderazgo en el campo, el andaluz cumplió el sueño de conseguir su primera Champions como referente absoluto. Tiró del equipo para la remontada desde la defensa y acabó como punta, encontrando en un saque de esquina su recompensa.


.2. El error de Casillas: acostumbrado a ser el héroe de finales sintió la responsabilidad del error, un grave fallo en una mala salida que pudo costar la cuarta derrota en una final de Copa de Europa para el madridismo. Su ansiedad creció según transcurrió el partido y sus compañeros no remontaban. Su mala decisión marcó la final, hizo al Real Madrid remar contra corriente y estrellarse contra un muro hasta el tiempo añadido. Besó a Ramos con el empate del consuelo, rompió a llorar en pleno partido con el tanto de Bale y levantó al cielo de Lisboa como capitán su primera Champions, la tercera en su currículum, como bestia negra rojiblanca (26 partidos de titular y ninguna derrota) y entrando en la historia como el madridista con más partidos ganados (430), por delante de Raúl (429).


.3. Los cambios de Ancelotti: sale marcado de la final Asier Illarramendi por la decisión de Ancelotti de apostar de inicio por Sami Khedira. Un jugador sin ritmo, que llevaba seis meses de recuperación y que había disputado 121 minutos desde su vuelta. Lo acusó el Real Madrid en el primer acto, sin encontrar su juego y perdido por momentos. El giro que dio el técnico italiano fue clave para la remontada. Arriesgó y encontró el premio. Eliminó la figura de medio centro defensivo con la entrada de Isco y Modric asumiendo todo el peso, y fue fundamental la inclusión de Marcelo en banda izquierda, cuando al Atlético le comenzaban a flaquear las fuerzas. El brasileño fue un puñal continuo que creó todo el peligro que su equipo no había sabido generar hasta su entrada. Carlo corrigió su error sobre la marcha para pasar de la crítica más dura al elogio y convertirse en el técnico de la Décima.


.4. La exhibición de Di María: el argentino ofreció en la que fue su casa un auténtico recital físico con la personalidad de lanzar siempre pulsos al rival. Cada vez que recibió la pelota encaró, desbordó y provocó noticias ofensivas para el Real Madrid. Fue el mejor de la primera parte, lo único positivo de un equipo atascado que no veía vías de entrada hacia la portería rival. Comenzó en el medio y pasó a la banda en un movimiento táctico que hizo daño a Simeone. No paró de sacar amarillas a sus rivales, derribado sistemáticamente cuando se marchaba a alta velocidad hacia la portería y tuvo fuerzas hasta para asistir a Bale en el tanto de la remontada. Fue nombrado jugador del partido. Sus 13 kilómetros recorridos plasman su despliegue.


.5. El factor Bale: pocos recordarán que el héroe de la última final de Copa del Rey realizó un partido para el olvido en la noche de la Décima. Sus fallos garrafales en la definición quedarán en el olvido cuando se repita una y otra vez su cabezazo a la escuadra en la segunda parte de la prórroga. De nuevo un gol decisivo para culminar su primer año de éxito en el Real Madrid. Hasta que su esfuerzo encontró el premio buscado perdonó tres ocasiones tan claras que habrían sido señaladas en la derrota, pero el galés tiene personalidad y físico de sobra para levantarse. Corrió quince kilómetros hasta que encontró el gol que hizo realidad su sueño.


.6. 'Hasta el final, vamos Real': los jugadores madridistas fueron fieles al cántico que escuchan cada partido desde las gradas que ocupan sus más fieles aficionados. Después de un final de Liga achacable, bajando los brazos antes de tiempo sin esperar los errores de los rivales, el Real Madrid regresó a su esencia para pelear hasta el último segundo un partido que se le escapaba. Encerró al Atlético de Madrid en su terreno en la última media hora del tiempo reglamentario. Cada vez más encerrado, hasta que terminó generando continuas ocasiones en busca del gol. Llegó en el 93, en una de las últimas acciones de los cinco minutos de añadido, fruto de su pelea y su fe. Ramos siempre lo dijo: "Podremos perder, pero no salir con la cabeza agachada ni aguantar reproches por no dar todo hasta el último segundo". Lo cumplió.


.7. Desplome físico del Atlético de Madrid: fue un factor decisivo en la final. La temporada histórica del equipo de Diego Simeone acabó con 61 partidos y jugadores al límite. Arriesgó con Diego Costa que duró nueve minutos sobre el campo y le restó un cambio que habría dado aire en el final. Fiel a su estilo, aprovechó un error del rival y defendió como nadie hace, pero en esta ocasión no le acompañó el físico hasta el pitido final. Su desplome impidió que aguantase el ritmo de verdaderos atletas que tenía enfrente. Sus jugadores dieron todo y acabaron extenuados por el esfuerzo con el dolor de verse escapar el título más histórico en una décima de segundo.


.8. La Champions de Cristiano: jugó lesionado la gran final pero nada podía frenar a Cristiano Ronaldo. Se notó en su juego, menos desequilibrante, sin esa chispa en su carrera y el remate, pero no cesó de intentarlo hasta que encontró la oportunidad de poner el broche a una Liga de Campeones para el recuerdo. Batió el récord goleador de una fase de grupos y con su tanto final cerró su temporada con 17 dianas. Escribe su nombre en un nuevo registro y consigue su segunda Copa de Europa. Cumple el gran objetivo por el que fichó por el Real Madrid.


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