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lunes, 16 de junio de 2014

La economía de Brasil duerme en medio de la euforia futbolística

La proyección para la expansión económica en 2014 fue reducida esta semana al 1,44 %

Inauguración del Mundial de Fútbol
Inauguración del Mundial de Fútbol
RÍO DE JANEIRO. Los analistas económicos brasileños vienen reduciendo sus previsiones de crecimiento económico para 2014 desde mayo, poco antes del inicio del Mundial de Fútbol Brasil 2014, un evento que el Gobierno espera que le de un fuerte impulso a la economía.

La proyección para la expansión económica en 2014, actualizada semanalmente por el centenar de analistas consultados por el Banco Central, fue reducida esta semana al 1,44 %, mientras que la semana pasada se situaba en el 1,50 % y hace un mes era del 1,69 %.

Uno de los argumentos que el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva esgrimió cuando Brasil fue escogido para acoger el Mundial de este año fue el impacto positivo que tendría sobre la economía.

Según proyecciones oficiales que hasta ahora no han sido revisadas, Brasil espera la llegada de 600.000 turistas extranjeros y un impacto del evento de 30.000 millones de reales (unos 13.458 millones de dólares) en el producto interno bruto (PIB) del país.

Los segmentos más beneficiados serían los de la hostelería, la aviación, los restaurantes, las agencias de viajes, las transportadoras turísticas y las pequeñas empresas con enfoque en actividades económicas relacionadas con el turismo, como las de artesanías.

Pese a esas optimistas expectativas, la economía brasileña prácticamente se estancó en el primer trimestre de este año como consecuencia de la caída del consumo y de la inversión.

Según los datos divulgados hace dos semanas por el Gobierno, el PIB brasileño sólo creció un 0,2 % en el primer trimestre en comparación con los últimos tres meses de 2013.

De mantener ese comportamiento y de cumplirse las proyecciones de los analistas, que estiman un crecimiento del 1,44 %, Brasil volverá a sufrir en 2014 una desaceleración económica tras la recuperación de 2013.

Luego de haber registrado una expansión del 7,5 % en 2010, el crecimiento de la economía brasileña fue del 2,7 % en 2011 y de sólo el 1,0 % en 2012, pero se recuperó y alcanzó un 2,5 % en 2013.

Los indicadores económicos divulgados hasta ahora no permiten prever que el Mundial pueda acelerar la economía.

Varios sectores clave como el de los electrodomésticos y el automotriz han dado vacaciones colectivas a parte de sus empleados este año, lo que podría profundizar la desaceleración que la industria viene sufriendo en los últimos meses.

La Confederación Nacional de la Industria (CNI) informó este mes que el número de horas trabajadas en las fábricas brasileñas durante abril cayó un 5,4 % frente al mes anterior.

De acuerdo con la patronal de los industriales, las fábricas brasileñas usaron en abril el 81,1 % de su capacidad productiva.

Por su parte, la producción de vehículos disminuyó un 18 % en mayo en comparación al mismo período del año pasado, según el último informe divulgado por la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea).

Los indicadores de consumo también están sufriendo el efecto del enfriamiento económico y de la creciente inflación en los primeros meses de 2014.

De acuerdo con el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el volumen de ventas de los comercios minoristas se contrajo un 0,4 % entre marzo y abril, anotando su segundo descenso mensual consecutivo en lo que va de año.

Esta semana el IBGE también anunció que la inflación acumulada en los doce meses anteriores a mayo ascendió al 6,37 %, cerca del 6,5 % que el Banco Central admite como máximo tolerable.

Agencias de la talla de Moodys, BTG Pactual, Credit Suisse y J.P. Morgan advirtieron recientemente que el Gobierno podría verse obligado en los próximos meses a racionar la electricidad en varias zonas del país debido al bajo nivel de agua en las reservas hidroeléctricas y el aumento de la demanda de energía.

En respuesta a este problema, el Gobierno brasileño decidió dar más protagonismo a las centrales termoeléctricas para contrarrestar el bajo rendimiento de las represas y alejar el fantasma del racionamiento, cuyo efecto sobre la opinión pública podría ser letal para el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) a cuatro meses de las elecciones.

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