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sábado, 19 de julio de 2014

La tragedia aérea, un peligroso e impredecible giro en el conflicto ucraniano

La tragedia del Boeing es el resultado de la escalada del conflicto armado en Ucrania"

Rebeldes prorrusos armados permanecen apostados al lado de restos de fuselaje del avión Boeing 777 del vuelo MH 17 de la aerolínea Malaysia Airlines que se estrelló cerca de Donetsk (Ucrania).
Rebeldes prorrusos armados permanecen apostados al lado de restos de fuselaje del avión Boeing 777 del vuelo MH 17 de la aerolínea Malaysia Airlines que se estrelló cerca de Donetsk (Ucrania).
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MOSCÚ. El supuesto derribo de un avión malasio que se estrelló ayer con casi 300 pasajeros en el este de Ucrania ha abierto una etapa de gran incertidumbre en el conflicto que vive ese país y agravará sin duda las ya deterioradas relaciones entre Rusia y Occidente.

La caída de un avión comercial internacional que sobrevolaba el cielo de Donetsk, una de las regiones rebeldes enfrentadas al Gobierno prooccidental de Kiev, bien podría ser un episodio ideado por un guionista imaginativo si no fuera por las graves implicaciones políticas que se intuyen.

Desde los primeros momentos tras conocerse que el Boeing 777 de la compañía Malaysian Airlines se había estrellado en el conflictivo este de Ucrania, el Gobierno de Kiev y los rebeldes prorrusos se acusaron mutuamente de haber derribado el aparato.

Poco después, los servicios de inteligencia de EEUU aseguraron que fue alcanzado por un misil, y hoy la embajadora de ese país en la ONU, Samantha Power, dijo que "el avión (...) fue probablemente derribado por un misil tierra-aire, un SA-11, operado desde una zona controlada por separatistas en el este de Ucrania".

En la misma línea, una fuente de la OTAN dijo hoy que "se ha visto que Rusia sigue permitiendo el cruce a través de sus fronteras hacia Ucrania de mercenarios y de armamento pesado".

Moscú ha denunciado desde el comienzo de la crisis política en Ucrania, que llevó al derrocamiento del régimen prorruso de Víktor Yanukóvich, la injerencia occidental en el proceso.

"La tragedia del Boeing es el resultado de la escalada del conflicto armado en Ucrania" y su responsabilidad final "recae en el régimen político que gobierna Kiev", dijo a Efe el politólogo Valeri Emets, vicerrector de la Universidad Plejánov.
En su opinión, lo sucedido con el avión malasio "es una excusa más para aprobar nuevas sanciones contra Rusia. La política de EEUU y la Unión Europea va dirigida a lograr una mayor escalada del conflicto en Ucrania, con el objetivo final de arrastrar a Rusia a una acción militar directa".

De ese modo, concluye el experto, se conseguiría dañar a Rusia "en términos de imagen y desde el punto de vista económico para debilitarla como un competidor global".

En espera de que pueda realizarse una investigación objetiva e imparcial sobre las causas del siniestro del vuelo MH17 que el Consejo de Seguridad de la ONU y varios países han pedido, numerosos interrogantes envuelven el suceso y la guerra de propaganda entre las partes enfrentadas se ha sumado a las hostilidades sobre el terreno.

El asesor del Ministerio del Interior de Ucrania, Antón Gueraschenko, fue el primero en abrir el cruce de declaraciones al afirmar que el avión malasio fue alcanzado por un misil disparado desde un sistema "Buk" cuando volaba a 10.000 metros de altura.


El Servicio de Seguridad Nacional ucraniano reforzó esta versión con la difusión de supuestas grabaciones en las que insurgentes prorrusos admitían haber derribado el aparato por error.

Los rebeldes de Donetsk han negado su participación en el derribo del avión, y se han erigido en custodios de los restos del aparato y los restos de sus ocupantes, esparcidos por decenas de kilómetros en esa región, y han garantizado el acceso a observadores y especialistas.

El presidente ruso, Vladímir Putin, que tras recuperar Crimea para su país y azuzar los ánimos separatistas en el este de Ucrania adoptó una postura de mayor cautela, pidió una investigación "exhaustiva y objetiva" de la catástrofe.

También señaló que lo ocurrido demuestra la necesidad de que se llegue cuanto antes a un arreglo pacífico del conflicto en el este de Ucrania, que para Moscú pasa por negociaciones directas de Kiev con los separatistas y una mayor autonomía para las regiones de Donetsk y Lugansk, escenario de la sublevación prorrusa.

Sólo un detallado análisis técnico podrá determinar quién empleó ese sistema de defensa antiaérea "Buk" fabricado por la empresa rusa Almaz-Antéi, incluida esta semana en las nuevas sanciones adoptadas por Washington contra compañías del sector estatal ruso por el conflicto en Ucrania.

Pero en el Consejo de Seguridad de la ONU se elevó hoy el tono sobre la supuesta implicación de Rusia en el derribo, aun de forma indirecta con su ayuda a los rebeldes, lo que hace prever que la Unión Europea, hasta ahora reacia a adoptar nuevas sanciones contra Moscú, se vea más presionada para seguir los pasos de Washington.

Entretanto, y coincidiendo con la sacudida causada por el siniestro del avión, continúan las hostilidades en las regiones rebeldes y hoy más de 20 civiles murieron bajo fuego de artillería en la prorrusa Lugansk.

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