SANTO DOMINGO. Durante los 20 años que tiene en funcionamiento el restaurante La Bricciola, conocido por sus variados menús de la gastronomía italiana, nunca había enfrentado ningún tipo de conflicto con su entorno. Sin embargo, desde hace algunos meses todo cambió bruscamente, por causa de los trabajos de reconstrucción de las calles de la Zona Colonial que han transformado el otrora cálido espacio en un lugar inhóspito.
"Quizás no sea un lugar de moda, pero es un clásico que ha durado todo este tiempo. Nunca ha cerrado y se ha mantenido bien", afirma Carlo Prandoni, quien tiene diez años al frente del negocio y siente preocupación por la demora en las obras que realiza el Ministerio de Turismo (MITUR) para readecuar las primeras vías que tuvo la ciudad de Santo Domingo.
Parte de la clientela se ha alejado del restaurante, cuya fachada data del siglo XVII, por lo que en los últimos meses el negocio "se ha salvado" gracias a eventos sociales como bodas y festejos de cumpleaños que allí se realizan, según cuenta Prandoni.
"Hemos sufrido exactamente un año y un mes el infierno, debido a una mala organización, debido a una mala planificación", expresa con tono de impotencia Prandoni, ante la incertidumbre que le genera el no saber cuándo terminarán estos trabajos que, reconoce, son necesarios para dar impulso al casco histórico de la ciudad.
El propio presidente Danilo Medina ha dicho que estos trabajos, financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a un costo de 30 millones de dólares, son de alto interés para lograr la meta de los 10 millones de turistas al año que se ha propuesto el Gobierno.
Pero al administrador de La Bricciola le inquieta que cuando "tú hablas con ellos (los ingenieros) no saben cuánto tiempo resta para que finalicen las obras".
Relata que en principio les habían comunicado que los trabajos se realizarían en un periodo de 190 días, plazo que se ha duplicado y cuyo fin aún no se avista.
A principio del mes de agosto de este año el MITUR anunció la contratación de varias empresas para agilizar los trabajos, lo que dejaría entrever que el Ministerio es consciente del retraso en la ejecución de las obras, que se iniciaron a mediados de 2013.
Esas compañías fueron Mac Construcciones, Constructora Caliche, Ingasa, la firma supervisora Epsa Labco, y los arquitectos Ligia Calero, Esteban Prieto y Ruth Velásquez, con la supervisión de la empresa Sánchez Curiel.
"Las fotografías hablan por sí solas"
Como muestra de lo que significa esta reconstrucción del Santo Domingo colonial, Carlo Prandoni, quien es un fotógrafo "freelance", se dedicó a documentar todo el proceso, con fechas de la toma de cada imagen.
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