AUSTIN, TEXAS. Cuando el Gran Premio de Fórmula 1 llegó a Estados Unidos la campaña pasada, Sebastian Vettel ya había amarrado su cuarto campeonato del mundo en forma consecutiva dominando la temporada como no se había visto desde los días de Michael Schumacher en Ferrari.
Luego vino el cambio de motores, de los estruendosos V8 a los sublimes híbridos V6 con turbo.
El efecto provocado fue la demolición de una dinastía en la F1 cimentada por el equipo Red Bull, medida que muchos creyeron que causaría una competencia abierta por el título en 2014.
En vez de eso, la F1 simplemente pasó del dominio de un equipo al de otro. Mercedes ha aplastado la competencia empujada por sus pilotos Lewis Hamilton, quien aventaja a su compañero Nico Rosberg por apenas 17 puntos en la disputa por el título de conductores antes de que esta semana se corra el Gran Premio de Estados Unidos.
Daniel Ricciardo, de Red Bull, se encuentra en un distante tercer sitio cuando sólo faltan tres carreras por disputarse. Mercedes ya ha ganado el título de constructores.
"El éxito en la Fórmula 1 no es fácil y estamos decididos a asegurarnos de que nuestro desempeño de este año no es algo pasajero sino el primero de muchos", dijo el director de la escudería Mercedes-Benz, Toto Wolff.
La actuación de Vettel en 2013 quedará para la historia. El alemán con cara de niño empató la marca de triunfos que había fijado Schumacher en 2004, con 13, incluyendo las últimas 9 del año. Cuando dio la vuelta de la victoria en la pista tras imponerse en Austin su mensaje al equipo fue que saborearan el momento. Hasta él sabía que todo podría terminar pronto.
Mercedes ocupó el sitio alegremente.
Rosberg ganó la primera competencia de la temporada en Australia antes de que Hamilton se impusiera en las siguientes cuatro competencias. Rosberg recuperó la delantera en la búsqueda del campeonato hasta que Hamilton reapareciera ganando las cuatro competencias previas a la de este fin de semana. La tensión entre los compañeros y antes buenos amigos se mantiene desde hace meses y otra victoria de Hamilton podría poner más presión a Rosberg.
"Todo está en juego en la competencia por el título de pilotos y no voy a rendirme", dijo Rosberg.
Hamilton ya ha ganado en el Circuito de las Américas, en 2012, cuando rebasó a Vettel a final de la carrera para arrebatarle el triunfo, lo que obligó al alemán a esperar hasta la última prueba para ganar el título.
Cada punto que logre Hamilton para alejarse de Rosberg este fin de semana será valioso. Los cambios en las reglas vigentes para esta campaña establecen que la carrera final, en Adu Dabi, el 23 de noviembre, representará doble puntaje para el ganador.
La confiabilidad del automóvil es una gran preocupación para Hamilton del mismo nivel que la forma de conducir de Rosberg. Fallas en el auto han causado que Hamilton se retire antes del final en tres carreras, mientras que Rosberg lo ha hecho en dos ocasiones.
En el Gram Premio de EEUU de este año sólo competirán 18 autos, la menor cantidad en nueve años. Dos equipos, Marussia y Caterham, se retiraron debido a problemas financieros y no correrán esta semana. Eso provocó que el órgano rector del deporte, la FIA, pidiera el jueves que se pusiera en marcha "cualquier iniciativa que ayude a reducir costos para asegurar la supervivencia de los equipos actuales y atraer a nuevos participantes potenciales".
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