Pablo Sandoval aspira a un contrato que le brinde cinco años garantizados
KANSAS CITY. Si fue el último juego de Pablo Sandoval con los Gigantes de Francisco, tuvo un final de película.
Cuando Salvador Pérez bateó un elevado de foul por tercera base, cerca de la cueva de los Gigantes, el “Panda” Sandoval fue el encargado de atrapar la bola que decretó el tercer campeonato de los Gigantes en cinco años.
Al tenerla en su guante, el antesalista venezolano se tiró de espaldas sobre la gramilla, sí como un oso panda jugando con bambú. Sus compañeros que salían de la caseta tuvieron que levantarlo para llevárselo a la zona del montículo para la celebración en conjunto, tras consumar la victoria 3-2 sobre los Reales de Kansas City en el séptimo juego de la Serie Mundial.
Y a la vista estaba un trío de fanáticos que vinieron a Kansas City para celebrar con sus máscaras gigantes de pandas, por el sobrenombre que se le conoce al venezolano.
“Amo a este equipo”, dijo Sandoval. “También a la afición. Pero ahora sólo quiero celebrar, es un momento para celebrar”.
Madison Bumgarner acabó como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, al echarse al hombro a los Gigantes con su soberbio desempeño en el montículo, al ganar dos partidos, rescatar otro y firmar un promedio de efectividad de 0.43.
Pero Sandoval redondeó otra postemporada de ensueño, a la par de la que tuvo hace dos años al conseguir el galardón al Más Valioso del Clásico de Otoño que barrieron a Detroit en cuatro juegos, marcada por los tres jonrones que disparó en el primer duelo.
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