La zona era ampliamente desconocida para los científicos antes del inicio del proceso de mape
SÍDNEY, Australia. Tras un descanso de cuatro meses, la búsqueda del vuelo 370 de Malaysia Airlines está a punto de reiniciarse en un desolada tramo del océano Índico, con los investigadores mandando nuevo equipamiento a las profundidades en un intento por resolver finalmente uno de los misterios más desconcertantes de la aviación mundial.
El GO Phoenix, el primero de los tres barcos que pasará hasta un año buscando restos del avión lejos de la costa oeste australiana, se espera que llegue a la zona de delimitada el dpminfo, aunque la climatología podría retrasar su avance. La tripulación utilizará sónar, cámaras de video y sensores de combustible para escrutar el agua en busca de cualquier pista del Boeing 777, desaparecido el 8 de marzo en un vuelo de Kuala Lumpur a Beijing, en China, con 239 personas a bordo.
La búsqueda ha estado suspendida durante meses para permitir el mapeo del fondo marino de la zona, a unos 1.800 kilómetros (1.100 millas) al oeste de Australia. La zona de búsqueda, de 60.000 kilómetros cuadrados (23.000 millas cuadradas) se ubica a lo largo del conocido como "séptimo arco " - un tramo del océano donde, según los, investigadores la aeronave pudo quedarse sin combustible y estrellarse, basándose principalmente en las transmisiones entre el avión y un satélite.
Dado que la búsqueda se ha visto ya salpicada de falsas alarmas - desde señales submarinas que se creyó erróneamente que procedían de las cajas negras del avión a posibles zonas de escombros que resultaron ser basura -, los responsables moderan las expectativas.
"Somos cautelosamente optimistas, cautelosos por todos los desafíos técnicos y de otro tipo que tenemos, pero optimistas porque confiamos en el análisis", dijo Martin Dolan, comisionado jefe de la Oficina de Seguridad en el transporte de Australia, la agencia que lidera la búsqueda. "Pero es una zona muy grande la que estamos mirando".
La zona era ampliamente desconocida para los científicos antes del inicio del proceso de mapeo en mayo. Dos barcos han inspeccionado el lecho marino utilizando un sonar multihaz a bordo, parecidos a los empleados para encontrar pesca, que envían señales que determinan la forma y dureza del terreno permitiendo la creación de mapas tridimensionales.
Estos mapas son considerados cruciales en la búsqueda porque el fondo está plagado de gritas profundas, montañas y volcanes, que podrían ser desastrosos para el delicado y costoso equipamiento de búsqueda que se sumergirá 100 metros (330 pie) por encima del lecho marino. Dos de las naves utilizarán barcos de búsqueda submarina que cuestan alrededor de 1,5 millones de dólares cada uno.
Pero el terreno no es el único desafío. El área es propensa a sufrir un clima brutal y es tan remota que a los barcos les lleva hasta seis días llegar allí desde Australia. La profundidad de las aguas es también un aspecto complicado: puede ir de 600 metros (2.000 pies) a 6,5 kilómetros (4 millas). Esto es lo más profundo a lo que puede llegar el equipamiento sonar, dijo Dolan.
Con el mapeo casi completo, el GO Phoenix, proporcionado por el gobierno malasio, empezará la búsqueda en la zona considerada como el lugar más probable del accidente, sobre la base del análisis de los datos de satélite recogidos por de un trasmisor del motor a reacción del avión y una serie de llamadas de teléfono no respondidas de responsables de tierra hicieron al avión.
Se espera que los otros dos barcos, Ecuador y Discovery, proporcionados por el contratista holandés Fugro, se unan a la misión de búsqueda al final de este mes.
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