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lunes, 2 de febrero de 2015

Conforme Cuba se abre, los negocios extranjeros se mueven con precaución

Foto: AP
Foto: AP
Con la vista del mar brillando en la distancia, Ceiba Investments disfruta uno de los mejores espacios para oficinas en la capital de Cuba. 

Miramar Trade Center, que cuenta con Internet de alta velocidad, boutiques, agencias de viajes y bancos, es un extenso complejo de seis edificios modernos en un buen distrito de La Habana y alberga firmas constructoras internacionales, compañías petroleras rusas, bancos y oficinas de comercio de Canadá y Europa. 

Pero aun en este ambiente, tener éxito no es fácil para las compañías extranjeras en la isla caribeña que tiene una larga historia bajo un régimen comunista y apenas comienza a abrir su economía. Las compañías dicen que están atosigadas por los reglamentos locales y por las sanciones de EEUU relacionadas con las finanzas internacionales. 

Ahora que las compañías de EEUU comienzan a explorar nuevas oportunidades después de la histórica decisión de Cuba y EEUU de renovar sus relaciones diplomáticas, pueden aprender mucho de aquellos que ya tienen un pie en la puerta. Grandes compañías internacionales tales como Bougyues, Nestlé y Anheuser-Busch Inbev tienen intereses en Cuba. Hay 200 proyectos de inversión en Cuba, que van desde inversiones conjuntas hasta acuerdos gerenciales y exploración petrolera, de acuerdo a las estadísticas del gobierno. 

Pero mientras que muchos han tenido éxito, cerca del 60 por ciento de los negocios establecidos aquí por extranjeros, desde la caída del comunismo en Europa Oriental, han cerrado, de acuerdo con las estadísticas del gobierno. Algunos - dicen analistas y diplomáticos - forzados por el gobierno cubano. 

"Cuba es uno de los pocos lugares en que cada inversión directa requiere la autorización de los más altos rangos del gobierno. Es diferente también puesto que casi todo pertenece al estado", dice Sabastiaan Berger, un abogado corporativo holandés con más de 15 años de experiencia en Cuba y el director ejecutivo de Ceiba, cuyas inversiones incluyen el Miramar Trade Center y hoteles. 

"¿Se pueden hacer negocios aquí?" pregunta Cameron Young, un abogado canadiense y socio de mucho tiempo del Sr. Berger. "Por supuesto, el centro de comercio está lleno". Pero, añade: "El estado es tu socio y también es tu proveedor, el empleador de tus trabajadores, el comprador, la autoridad de regulación y la entidad que te cobra impuestos. Así que es un lugar difícil para tener una transacción normal de negocios". 

Solamente hay que preguntarle a Michel Villand, un francés que en la década de 1990 invirtió su fortuna en una empresa conjunta de panadería y pastelería, Pain de Paris, con dos fábricas y un varios puntos de venta. Dice que fue obligado a retirarse del negocio en 2007 porque la sociedad era un éxito y los socios cubanos decidieron que querían todo. 

"Fundar una empresa conjunta en Cuba, si eres una compañía extranjera chica o mediana, es lo mismo que ponerse la soga al cuello", escribió en sus memorias: "Mi socio Fidel Castro: Cuba, un desvío en el paraíso", publicado en España, donde detalla los problemas y tribulaciones a los que se ha enfrentado. 

El destino de Coral Capital, el único competidor real de Ceiba en el país y socio del elegante Hotel Saratoga, también ilustra los problemas que esperan al incauto. La compañía fue intervenida y cerrada en 2011 como parte de una cruzada contra prácticas comerciales corruptas. 

Los ejecutivos extranjeros, docenas de empleados cubanos, oficiales y hombres de negocios acabaron encarcelados. Algunos se declararon culpables, negociaron y cooperaron; otros resistieron y enfrentaron las acusaciones. Después de haber estado sin cargos durante más de un año, los gerentes extranjeros de Coral Capital fueron acusados de infracciones menores y deportados en 2013. 

Stephen Purvis, un arquitecto británico y ex director de proyectos en desarrollo en Coral Capital, dijo que un acusado atrapado en la red de corrupción lo había acusado falsamente como parte del arreglo de su negociación de los cargos. Inicialmente fue acusado de "revelar secretos de estado" y "actividades ilegales", después fue detenido en el tristemente célebre centro de interrogación del estado, Villa Marista, por meses. Eventualmente apareció en la cárcel para extranjeros, la prisión Condesa, acusado de "crímenes económicos". Nunca vio los cargos específicos en su contra y tampoco contó con la presencia de un abogado durante sus entrevistas. 

El Sr. Purvis describe al sistema legal cubano como un sistema kafkiano. "El proceso es contrario a cualquier concepto occidental de justicia y descaradamente ignoran todas las leyes internacionales relevantes". 

Eventualmente se le acusó de permitir que sus empleados manejaran certificados de cambio, ya que esas actividades no formaban parte de la descripción del trabajo. "El hecho de que esto tuvo lugar durante 10 años, que cada transacción estuvo aprobada por el banco central y que en cada caso el ministerio correspondiente aprobó el trato en turno, y que estuvimos sujetos a diferentes auditorías cada año fue irrelevante", dijo. 

Paciencia, persistencia y perseverancia es el consejo que un diplomático asiático ofrece a todo aquel con intenciones de invertir en Cuba - consejo con el que Eric Peyre, el veterano gerente de la industria hotelera, está totalmente de acuerdo. Él supervisa tres hoteles en Cuba para la compañía francesa Accor. 

"En mis más de 20 años trabajando como gerente extranjero en la industria turística cubana, nunca he visto a nadie perder dinero al final del año", dijo. 

El éxito es posible, dice el banquero de comercio y finanzas William White, el anterior director de la oficina en Cuba de Republic Bank. Pero añade: "Las empresas deben estar preparadas para lidiar con una gran falta de información económica, atrasos en conseguir decisiones del estado y regulaciones que pueden estorbar y detener las operaciones comerciales"

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