La gente eleva sus niños para que reciban la bendición papal tras el arribo del Papa Francisco en Amman, Jordania. EFE/AMEL PAIN
JERUSALÉN.- El viaje del papa Francisco al Oriente Medio ofrece una serie de momentos simbólicamente importantes -y potencialmente problemáticos_, desde los regalos que recibirá hasta los lugares que visitará y las palabras que pronunciará. Estos son algunos de los temas en torno de su visita a Jordania, Cisjordania e Israel que comenzó el sábado.
Intercambio de regalos
El protocolo diplomático dispone que los dirigentes políticos y religiosos intercambien regalos durante sus visitas y un viaje papal a Tierra Santa no es la excepción.
Cuando el papa Pablo VI se reunió en Jerusalén con el líder espiritual de los cristianos ortodoxos en 1964 -un encuentro que Francisco conmemora con su visita_, Pablo presentó un cáliz al patriarca Atenágoras y este le regaló un medallón de oro de los que usan los obispos ortodoxos. El significado era claro: el deseo mutuo de poner fin a 900 años de división desde el Gran Cisma de 1054, que dividió la cristiandad en católicos y ortodoxos.
También pueden manifestarse gestos políticos. Cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu visitó a Francisco en diciembre, le entregó un libro sobre la conversión forzada al catolicismo de los judíos en España escrito por su padre ya fallecido, experto en la Inquisición. Cuando el líder palestino Mahmud Abbas lo visitó, Francisco le regaló una pluma y le dijo "Espero que la utilice para firmar un acuerdo de paz con Israel", recordó Abbas.
Será importante ver lo que Francisco regala y lo que recibe.
En la ciudad cisjordana de Belén, los palestinos planean regalar al papa una cruz que incluye fragmentos de la barrera israelí que rodea la ciudad bíblica. Un artista local, Nicola Elias, le regalará una pintura que muestra a Francisco cargando una cruz cerca de la barrera.
Intercambio de regalos
El protocolo diplomático dispone que los dirigentes políticos y religiosos intercambien regalos durante sus visitas y un viaje papal a Tierra Santa no es la excepción.
Cuando el papa Pablo VI se reunió en Jerusalén con el líder espiritual de los cristianos ortodoxos en 1964 -un encuentro que Francisco conmemora con su visita_, Pablo presentó un cáliz al patriarca Atenágoras y este le regaló un medallón de oro de los que usan los obispos ortodoxos. El significado era claro: el deseo mutuo de poner fin a 900 años de división desde el Gran Cisma de 1054, que dividió la cristiandad en católicos y ortodoxos.
También pueden manifestarse gestos políticos. Cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu visitó a Francisco en diciembre, le entregó un libro sobre la conversión forzada al catolicismo de los judíos en España escrito por su padre ya fallecido, experto en la Inquisición. Cuando el líder palestino Mahmud Abbas lo visitó, Francisco le regaló una pluma y le dijo "Espero que la utilice para firmar un acuerdo de paz con Israel", recordó Abbas.
Será importante ver lo que Francisco regala y lo que recibe.
En la ciudad cisjordana de Belén, los palestinos planean regalar al papa una cruz que incluye fragmentos de la barrera israelí que rodea la ciudad bíblica. Un artista local, Nicola Elias, le regalará una pintura que muestra a Francisco cargando una cruz cerca de la barrera.
Símbolos poderosos
Los regalos son parte de una batalla entre Israel y los palestinos.
Para Israel, el papa visitará el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado en el que pueden orar los judíos y el Museo del Holocausto Yad Vashem. Para los palestinos, el papa visitará un campamento de refugiados palestinos y la Cúpula en la Roca en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Israel quiere que Francisco vea la antigua conexión judía con la Tierra Santa y que aprecie el sufrimiento judío durante el genocidio nazi. Los refugiados palestinos quieren hacer hincapié en la historia del gran sufrimiento padecido en los 66 años desde la fundación de Israel, mientras la Cúpula simboliza la conexión palestina con Jerusalén oriental, que buscan como futura capital.
En Jordania, el pontífice hará dos escalas significativas: orará en el lugar donde se cree fue bautizado Jesús y se reunirá con refugiados sirios, palestinos e iraquíes, para apreciar de primera mano la situación de cristianos que han huido de conflictos en la región.
Vandalismo y seguridad
En las últimas semanas, vándalos presuntamente judíos radicales escribieron leyendas anticristianas y antiárabes en lugares sagrados cristianos, incluso atacaron al Centro Notre Dame, del Vaticano, en Jerusalén. Los delitos de intolerancia indignaron a las autoridades eclesiásticas locales. Las autoridades israelíes dicen que se esfuerzan por evitar incidentes embarazosos durante la estada papal.
La llegada del papa a una de las zonas de mayor conflicto ha planteado toda suerte de desafíos a las autoridades locales, especialmente dada la aversión de Francisco a la seguridad asfixiante y a los automóviles blindados. Francisco se propone usar un automóvil descapotado en el estadio de Amman, donde se aprestaba a celebrar la misa el sábado y el domingo en Belén. Para los demás traslados usará un automóvil regular.
Adnan Dameri, vocero de seguridad palestina, dijo que miles de policías de Cisjordania mantendrán el orden.
"El papa es un hombre del pueblo y dejará que la gente se le acerque y lo salude. Por lo tanto hemos desarrollado un plan de seguridad dando por sentado que estará rodeado por gente", afirmó. Agregó que el papa será recibido cordialmente.
La iglesia del Santo Sepulcro
Quizás no hay otro sitio en la Tierra que simbolice las divisiones en la cristiandad mejor que la iglesia del Santo Sepulcro, construida en el sitio en que los fieles creen que Jesús fue crucificado y sepultado y donde resucitó. Tres comunidades cristianas principales -ortodoxos griegos, armenios apostólicos y católicos- comparten en templo y protegen celosamente sus fronteras invisibles donde efectúan servicios de oración separados. Dado que a veces ha habido forcejeos y golpes entre ellos, el servicio conjunto de oraciones del domingo por la noche será un ejercicio delicado de diplomacia.
Francisco y el líder espiritual de los cristianos ortodoxos, el patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla, ingresarán en la iglesia por entradas separadas, serán recibidos por los dignatarios de cada una de las tres comunidades y todos orarán juntos. Después el papa y el patriarca saldrán juntos y compartirán una cena en el patriarcado latino "para celebrar este momento extraordinario", dijo el vocero del vaticano, Federico Lombardi.
La última cena
Un motivo de tensión entre Israel y el Vaticano ha sido el acceso al salón de la Última Cena, donde se dice que Jesús compartió su cena postrera con sus discípulos. Israel controla el lugar, al que el Vaticano siempre ha buscado tener acceso para orar. Funcionarios israelíes y dignatarios de la iglesia católica dicen que están cerca de un acuerdo para permitir oraciones cristianas en el lugar.
Los nacionalistas judíos ultraortodoxos han puesto el grito en el cielo y han pegado carteles en toda Jerusalén denunciando que Israel dará control del lugar al Vaticano, cuyo piso es reverenciado por los judíos por considerar que alberga la tumba del rey bíblico David.
Israel ha permitido a Francisco celebrar una misa privada en el edificio, aunque el Vaticano dijo que no se anticipa que habrá televisación en vivo.
Habrá que ver si hay protestas durante la misa y qué significará el acuerdo para los cristianos.