WASHINGTON.- Un año después de las revelaciones sobre los programas de espionaje de EE.UU., el país sigue afrontando las consecuencias del escándalo, que tensó sus lazos con sus aliados en todo el mundo, empañó la imagen interna del Gobierno y creó una crisis de confianza difícil de resolver.
"Hace un año, pocos en la NSA habían oído hablar de Edward Snowden, que acababa de informar a sus superiores de que se tomaría una baja. Hoy, sus revelaciones son posiblemente el acontecimiento más importante de los últimos doce meses", dijo este miércoles Peter Singer, experto en inteligencia del centro de estudios Brookings.
El 5 de junio de 2013, Snowden hizo su primera filtración a la prensa sobre los programas secretos de vigilancia masiva de registros telefónicos y de Internet que mantenía la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), provocando un dolor de cabeza al Gobierno de Barack Obama, que no hizo sino empeorar en los meses siguientes.
A medida que salían a la luz los archivos que Snowden se llevó consigo en su huida a Rusia, surgían amenazas para la relación de EE.UU. con países como Alemania, donde la canciller Angela Merkel se enfureció al conocerse que la NSA espió su celular; o Brasil, cuya presidenta Dilma Rousseff canceló una visita de Estado a Washington.
"Las revelaciones de Snowden golpearon nuestra relación con Brasil, pero creo que ahora estamos en una trayectoria positiva de nuevo", indicó el consejero del Departamento de Estado, Thomas Shannon, que fue embajador de EE.UU. en Brasil entre 2009 y 2013, en una conferencia el miércoles en el centro de estudios Wilson Center.
Sin embargo, Rousseff se encargó de advertir este martes que su Gobierno aún espera "una señal" de que el espionaje desplegado en su país "no volverá a repetirse".
Según un libro recién publicado por el periodista que recibió las filtraciones de Snowden, Glenn Greenwald, Brasil y el resto de Latinoamérica ocupan la categoría inferior en una jerarquía que mantiene la NSA sobre sus lazos con el resto del mundo.
En la primera categoría están los países del grupo de los "Cinco Ojos", una alianza de no espionaje mutuo formada en 1946 entre EE.UU., el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda; mientras que en la segunda están los países con los que la NSA colabora al tiempo que los espía, entre ellos la mayoría de los europeos.
En el caso de Europa, la mayor indignación provino de Alemania, y ni los esfuerzos personales de Obama ni la apertura de un diálogo bilateral sobre el asunto han evitado que Berlín tome medidas como la recién anunciada apertura de una investigación de su fiscalía federal sobre las escuchas telefónicas a Merkel y a los alemanes.
"En Alemania, como en Europa, una creciente mayoría opina que el ciudadano tiene que tener algo que decir sobre si el Gobierno está recolectando datos, pero también sobre si las compañías tecnológicas pueden recoger y compartir esos datos", señaló Wolfgang Ischinger, exembajador de Alemania en Washington, en el Wilson Center.
Ese es precisamente el dilema que afronta a nivel nacional el Gobierno de Obama, que ha anunciado medidas para aportar más transparencia al funcionamiento de los programas de espionaje pero no ha logrado erradicar los recelos respecto a la privacidad ciudadana.
"Creo que podríamos y deberíamos haber encontrado una forma de explicar mejor las autoridades legales bajo las que operamos para proteger la privacidad y las libertades civiles", afirmó Robert Litt, el asesor general del director de inteligencia nacional de EE.UU., James Clapper, en la conferencia del Wilson Center.
Conscientes de ello, un grupo de antiguos informantes estadounidenses lanzaron este martes la página web exposefacts.org, con el fin de alentar a otros estadounidenses a continuar la labor iniciada por Snowden, acusado de espionaje en Estados Unidos.
"Todos los Gobiernos mienten y les gusta dejar al público en la oscuridad. Cuando a los funcionarios se les asegura que no rendirán cuentas por sus actos, hasta los más listos pueden tomar decisiones estúpidas", dijo en un vídeo en la web Daniel Ellsberg, que en 1969 filtró los "Papeles del Pentágono" sobre la Guerra de Vietnam.
En ese esquema es crucial el grado de cooperación con la NSA que decidan tener los gigantes informáticos como Google, Microsoft, Yahoo, Facebook o Apple, que se han distanciado de las agencias de inteligencia para dar garantías de privacidad a sus clientes.
"Esto sigue siendo un gran reto para nosotros. Estas filtraciones pueden erosionar la confianza de los usuarios, y esa es nuestra moneda de cambio", apuntó el asesor para política de privacidad de Google, David Lieber, en el Wilson Center.
Mientras la inteligencia estadounidense se preocupa por el efecto que puede tener en su labor la falta de cooperación de los gigantes informáticos, en EE.UU. crecen las voces que llaman a una mayor regulación de Internet, tanto a escala nacional como internacional.