GINEBRA. Un grupo de prestigiosos centros de investigación y Médicos Sin Fronteras (MSF) empezarán en diciembre una serie de ensayos clínicos de posibles tratamientos contra el ébola, que complementarán la búsqueda de una o más vacunas para prevenir esta enfermedad.
Representantes de las organizaciones involucradas indicaron que esperan empezar estos ensayos en diciembre en centros de tratamiento de MSF en Guinea-Conakry, con la participación de cien a doscientos enfermos, lo que permitirá llegar a conclusiones sobre su eficacia entre febrero y marzo.
Los ensayos involucran a dos medicamentos antivirales desarrollados inicialmente para curar la gripe y un tipo de infección que afecta a portadores del virus del sida, pero que nunca antes han sido probados en enfermos de ébola.
La responsable de MSF para estos ensayos, Annick Antierens, dijo que sería la terapia más fácil de administrar, con respecto al tratamiento a base de transfusiones de sangre o de plasma de convaleciente, una técnica que permite extraer anticuerpos y proteínas de personas que han superado la infección y inocularlos en enfermos.
La transfusión de sangre tiene el límite de la cantidad de sangre que se puede extraer a cada persona, que además debe colaborar con el ensayo de forma voluntaria y sin esperar una remuneración económica por ello.
El plasma, por su parte, requiere de una máquina que extrae los elementos requeridos de la sangre del convaleciente y se la retorna, con lo que la cantidad de sangre requerida es mucho menor.
Antierens dijo que se enviará al centro de tratamiento de MSF en Conakry una máquina para realizar el ensayo con plasma, pero que para no demorar el inicio de las pruebas es probable que éstas empiecen con transfusiones de sangre.
De esta experiencia se encargará el Instituto de Medicina Tropical de Amberes (Bélgica).
El representante de la Universidad de Oxford para estos ensayos, Peter Horby, explicó que la decisión de efectuarlos responde a una necesidad tanto humanitaria como científica porque la única manera de probar la eficacia de un tratamiento contra el ébola es en una epidemia como la que tiene lugar en África occidental.
El virus del ébola circula de manera intensa en Guinea-Conakry, Liberia y Sierra Leona, donde ha infectado a más de 14.000 personas y provocado la muerte de más de 5.000, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De los antivirales favipiravir y brincidofovir, desarrollados por farmacéuticas de Japón y Estados Unidos, respectivamente, sólo se tiene por el momento la autorización para empezar los ensayos con el primero.
El favipiravir se utilizará en el centro de tratamiento de MSF en Guekedu, en Guinea-Conakry, bajo la responsabilidad del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia.
MSF está en conversaciones con las autoridades de Liberia para poder realizar el ensayo con el brincidofovir, pero todavía espera una respuesta final.
Una veintena de sanitarios extranjeros que fueron contagiados mientras atendían a enfermos en alguno de los tres países afectados recibieron distintos tratamientos o fármacos, o una combinación de estos, cuando fueron repatriados, con casos de supervivientes y fallecidos entre ellos.
En ninguno de esos casos -en ninguno de los cuales MSF estuvo involucrado- hubo un tratamiento similar, lo que ha hecho imposible extraer conclusiones de ellos, determinar si algún medicamento funcionó o si los pacientes pudieron recuperarse por sí mismos, comentó Antierens.
Para iniciar estos ensayos, MSF ha negociado con las farmacéuticas que participan que en caso de que los productos muestren eficacia y un perfil de seguridad apropiado para los pacientes, se pondrán a disposición cantidades suficientes para enfermos en otros centros de tratamiento.
Antierens dijo que el compromiso de la industria también es que si los resultados son positivos no sacará provecho de la situación para ampliar sus derechos de propiedad intelectual sobre los productos experimentados.
Sobre los ensayos clínicos que se realizan en paralelo con vacunas contra el ébola, la representante de MSF señaló a Efe que la gran diferencia es que tienen una finalidad preventiva y se realizan en individuos sanos, con lo que el riesgo es mayor.
"Las vacunas serán importantes para detener la epidemia, pero las terapias contribuyen a que los que se curan no contaminen a su entorno y que los que muestran síntomas busquen atención porque saben que existe una medicina para ellos", dijo.