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sábado, 23 de agosto de 2014

US Open: Roger Federer, otra vez el candidato; las lesiones, los malos resultados y las dudas machacan a sus principales rivales

El suizo Roger Federer devuelve una pelota contra el serbio Novak Djokovic en la final de Wimbledon el 6 de julio de 2014 en Londres (ap)
El suizo Roger Federer devuelve una pelota contra el serbio Novak Djokovic en la final de Wimbledon el 6 de julio de 2014 en Londres (ap)
 NUEVA YORK.- En lo que concierne a Roger Federer, hay un par de recomendaciones que se deben seguir: no se ponga límites para el asombro y desestimarlo es todo un pecado capital.

Mientras las lesiones, los malos resultados y las dudas machacan a sus principales rivales, Federer simplemente sigue vigente y frente a quizás su última y mejor oportunidad para conquistar otro título de Grand Slam, el número 18.

Con sus 33 años recién cumplidos y padre de dos parejas de mellizos, el suizo arranca el Abierto de Estados Unidos como favorito a partir de otro plan de acción que se fundamenta en toda su inteligencia, correr menos y ser más ofensivo.

Mucha gente dio por acabado a Federer hace exactamente un año cuando cayó fulminado ante Tommy Robredo en la cuarta ronda del US Open, su derrota más prematura en el último Grand Slam de la temporada.

"Me autodestruí, me gané a mí mismo". Esa fue la frase contemplativa que disparó tras ese revés en Flushing Meadows, un resultado que desató toda clase de valoraciones sobre el Federer en su ocaso, un tenista que se había quedado sin respuestas e inclusive sin el deseo de ganar.

Fue un gravísimo error

Decidido a demostrar que aún puede estar en la vanguardia del deporte, Federer fue al taller para presentar una nueva versión, y en ello influyó la llegada de Stefan Edberg como entrenador.

Reconocido como uno de los mejores tenistas de saque y volea, la marca del sueco Edberg se puede apreciar ahora en la manera sencilla y efectiva con la que Federer busca la volea, un golpe eficaz en su táctica de acortar los puntos.

Sus 49 victorias le tienen al frente de la tabla en el circuito este año. Mientras Rafael Nadal desistió de venir a Nueva York por una lesión en la muñeca derecha, la segunda vez en su carrera que el español no puede defender un título de Grand Slam por problemas físicos, Federer acude a un Grand Slam por 60 ocasión consecutiva.

Las sensaciones de Federer para este US Open son muy distintas al del año pasado, cuando llegó mermado por una dolencia en la espalda y un fallido experimento con una nueva raqueta. Aunque ha perdido cinco finales este año, la conquista en Cincinnati de su título número 22 en torneos de la Serie Masters -su primero desde 2012- le pone otra vez a la vanguardia.

Tras consagrarse el domingo pasado en Cincinnati, Federer habló del alivio de ir a Flushing Meadows "con gran confianza", además de poder descansar en vez de estar entrenando para afinar alguna faceta de su juego. "Puedo disfrutar la experiencia de Nueva York e ir a las canchas de práctica para hacer todo lo opuesto del año pasado. El año pasado me la pasaba tres horas entrenando y en algunos caso después de los partidos. No tengo que hacer eso. Mi tenis está donde tiene que estar. Ahora es cosa de mantener ese nivel".

La baja de Nadal dejó a Federer como segunda cabeza de serie, esencialmente despejándole el camino a una final. Sólo en esa instancia podría toparse con el número uno mundial Novak Djokovic.

Luego de vencer a Federer en la final de Wimbledon y casarse con Jelena Ristic con quien espera un hijo, Djokovic ha perdido el foco. Se enfiló al aeropuerto tras la tercera ronda tanto en Toronto como en Cincinnati, los dos torneos más importantes en superficie de cemento previo al US Open.

"Me ha costado entrar en ritmo de competición", reconoció Djokovic. "Fueron cinco, seis semanas, muy únicas, con la boda, ganar Wimbledon, recuperar el número uno. No se puede pedir. Estoy sumamente lleno y feliz con este momento de mi vida".

Otro que anda despistado es Andy Murray, quien no ha asomado en una final desde su consagración en Wimbledon en julio de 2013. Murray se perdió el último tramo de la pasada temporada tras operarse la espalda, Ivan Lendl no pudo seguir más como su entrenador y ahora trabaja con Amelie Mauresmo.

Los vaivenes también marcan el panorama en la rama femenina.

Como Federer, Serena Williams suma 17 coronas de Grand Slam. Pero se ha estancado en ese número desde que se coronó en Nueva York hace un año para revalidar su título, sin alcanzar los cuartos de final en los tres grandes de este año.

Luego de perder en la tercera ronda de Wimbledon, la estadounidense de 32 años preocupó cuando debió abandonar el torneo de dobles cuando parecía desorientada en la pista. Lo atribuyó a un virus y pareció recuperar su mejor forma con títulos en Stanford y Cincinnati durante el último mes.

Sus principales adversarias son Maria Sharapova, Petra Kvitova y Victoria Azarenka, pero todas despiertan interrogantes. Sharapova no ha hecho nada especial desde que ganó su segundo Abierto de Francia en junio; Kvitova se coronó por segunda vez en Wimbledon, pero nunca ha pasado de la cuarta ronda en Flushing Meadows; y Azarenka, quien perdió las últimas dos finales ante Williams, ha pasado un calvario con las lesiones esta temporada.

También asoma Eugenie Bouchard, la canadiense de 20 años que es la más destacada de su generación. Alcanzó las finales de Australia y Roland Garros y perdió la final de Wimbledon, pero su balance en canchas duras rumbo al US Open es de un flojo 1-3.

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