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miércoles, 15 de octubre de 2014

Dice gobiernos niegan educación sexual y acceso a anticonceptivos a mujeres pobres del país

SANTO DOMINGO. La ginecóloga y activista por los derechos de las mujeres Lilliam Fondeur advirtió este miércoles que es imposible reducir la pobreza sin una estrategia a mediano y largo plazo que priorice la educación sexual y el acceso masivo a anticonceptivos para personas de escasos recursos.

Fondeur reivindicó los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de escasos recursos al defender que es una prerrogativa decidir sobre sus propios cuerpos y tener acceso a anticonceptivos a precios asequibles.

Según denunció ante la comunidad médica, la negación de estos derechos ocasiona cada año cerca del 20 % de la mortalidad materna, debido a los abortos clandestinos.

La declaración se produjo durante el panel "El aborto, su impacto social e intervenciones para su prevención", realizado durante la I Feria de Educación y Promoción de la Salud Sexual y Reproductiva, que se celebra en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

"Las mujeres pobres son también sujetas de derecho, el Estado, con todos los gobiernos que hemos tenido les niega la educación sexual efectiva, les impide el acceso a los métodos anticonceptivos haciéndolos inasequible a sus bolsillo y penaliza el aborto. ¿No será ésta una forma de reducir la pobreza?", exclamó la activista.

Fondeur explicó que los abortos inseguros se deben a que las leyes penalizan la interrupción del embarazo en todos los casos, sin importar si el feto ha sido producto de una violación o incesto.

El poder de decidir -explicó- es una de las más poderosas conquistas de las mujeres; tener el derecho de elegir es una expresión de libertad que al mismo tiempo implica responsabilidad, toma de conciencia y ruptura de mitos.

La doctora Fondeur lamentó que el Estado priorice el feto por encima de la vida de las mujeres.

"El cuerpo de la mujeres es música, cuando una mujer nos abraza, nos acaricia o nos besa, toca con su arpa las fibras de nuestra alma. Cuando le quitamos el derecho a las mujeres a planificar sus embarazos, le quitamos música a la vida, esperanza a la humanidad. Cuando una mujer muere por aborto inseguro, la esperanza de la humanidad se apaga", dijo.

Citó el caso de "Esperancita", una joven embarazada de 16 años y con leucemia, que falleció porque las autoridades se negaron a ofrecerle tratamiento oportuno que podría haber salvado su vida. Alegaban que el tratamiento podría matar al feto.

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