Declaración de la cumbre, de 242 puntos, incluyó también la defensa de la soberanía de las naciones
SANTA CRUZ (Bolivia)..- El Grupo de los 77 (G77) y China, uno de los bloques de países más grandes dentro de la ONU, reivindicó hoy en Bolivia su protagonismo internacional en una cumbre que puso de relieve grandes acuerdos, pero que también sirvió de plataforma para defender causas particulares de algunas naciones.
La erradicación de la pobreza, la lucha contra la desigualdad, las críticas a una economía orientada al lucro y el derecho universal a los servicios básicos concitaron el acuerdo de los participantes, encabezados por presidentes, primeros ministros y altos funcionarios.
La declaración de la cumbre, de 242 puntos, incluyó también la defensa de la soberanía de las naciones sobre sus recursos naturales, la importancia de aligerar el peso de la deuda externa y la necesidad de un mayor compromiso internacional ante los efectos del cambio climático.
En la cita, celebrada el fin de semana en Santa Cruz (en el este de Bolivia) se reunieron representantes de países que suponen dos tercios de la nómina de la ONU, cerca del 60 % de la población mundial y que representan, en buena medida, la voz de las naciones en desarrollo y emergentes, además de la potencia asiática.
Entre los latinoamericanos, además del presidente anfitrión, Evo Morales, estuvieron los de Venezuela, Nicolás Maduro; Cuba, Raúl Castro; Argentina, Cristina Fernández; Ecuador, Rafael Correa; Perú, Ollanta Humala; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Uruguay, José Mujica, y Paraguay, Horacio Cartes.
Los puntos de la declaración conforman la que se presentó como la agenda global posterior a 2015, que debe tomar el testigo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) impulsados por la ONU.
Para lograr el progreso deseado por estos países, la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, subrayó que es esencial impulsar de forma simultánea los tres pilares del desarrollo sostenible: el económico, el ambiental y el social.
El objetivo es "que todos (los países) lleguemos a la misma matriz de políticas", sostuvo, en una entrevista con Efe, Grynspan, presente en la cumbre en calidad de observadora.
Pero junto a los acuerdos y consensos, el foro también sirvió de escenario para la defensa de causas específicas de algunos de los países presentes, que hicieron oír sus críticas, exigencias o peticiones al mundo.
Venezuela, con sus quejas a lo que califica de "injerencia" de Estados Unidos ante la crisis que ha dejado en el país un saldo oficial de 42 muertos y más de 800 heridos, recibió el mayor respaldo en las dos jornadas de la cumbre, con expresiones de apoyo del líder cubano, Raúl Castro, del ecuatoriano Rafael Correa y del anfitrión, Evo Morales.
Su presidente, Nicolás Maduro, denunció hoy en una reunión con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, presente en la cita, la existencia de "una mano americana" tras la crisis y las protestas sociales que enfrenta su país, lo que a su juicio supone "un atentado" contra la soberanía y la estabilidad de Venezuela.
Otros que expusieron asuntos que afectan de modo particular a sus países fueron la presidenta argentina, Cristina Fernández, quien pidió al grupo que condene la actuación de los fondos de inversión especulativos, o "fondos buitre", que compran deuda externa y "estrangulan el crecimiento de los países", como ocurre, según ella, en su país.
También el gobernante cubano, Raúl Castro, condenó la "absurda" inclusión de su país en la relación de países que, según Estados Unidos, patrocinan el terrorismo internacional y criticó el que calificó de "genocida bloqueo norteamericano" impuesto a la isla caribeña.
Los asistentes también escucharon peticiones como las de el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, quien reclamó a Estados Unidos y a la Unión Europea (UE) que levanten las "sanciones ilegales", como las calificó, a su país.
Durante la cumbre, que celebra el 50 aniversario del nacimiento del bloque, hubo también espacio para escuchar mensajes como el del vicepresidente de la Asamblea Nacional Popular de China, Chen Zhu, quien pidió al G77 que recuerde a las naciones ricas el principio de responsabilidad común y diferenciada sobre el cambio climático y que deben cooperar con las naciones en desarrollo para afrontarlo.
Y con un enfoque diferenciado del conjunto, como en él es frecuente, el presidente uruguayo, José Mujica, llamó la atención de los asistentes sobre la "cultura del despilfarro" vigente en el mundo industrializado occidental.
"Si nos formamos en la cultura del despilfarro necesario para que el capitalismo siga acumulando (...), si seguimos en esa trampa, es posible que logremos desarrollo material, pero no lograremos desarrollo humano", les advirtió.