Los ocho metales de oro inclinaron la balanza para conseguir el quinto puesto a nivel general
SANTO DOMINGO. Los puños de Yenebier Guillén, la fuerza de Beatriz Pirón y Cándida Vásquez, así como la destreza de Alexandra Díaz, Carmen Harrigan y María Dimitrova no sólo pusieron a sonar el himno dominicano en suelo mexicano, sino que dieron otro empujón a la rama femenina en su carrera por exigir su espacio dentro del deporte dominicano.
Las 30 medallas que lograron las damas dominicanas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe representaron el 42% del total, un salto con relación al 37.5% de lo que constituyeron las 50 en la edición de Mayagüez en 2010.
De hecho, los ocho títulos alcanzados por las féminas criollas fue el factor que definió el quinto puesto en el medallero general para que el país superara a Puerto Rico y Guatemala, sus rivales más lógicos en una carrera en la que Cuba, México, Colombia y Venezuela están fuera del alcance.
La mayor paridad porcentual se produjo en las medallas de plata con 13 (46%) para las hembras y 19 (57%) para los varones. En el bronce, la relación fue de un 43% con 10-13. De hecho, en términos individuales, Vásquez y Pirón, pesistas de los 48 kilos, fueron las figuras de mayor aporte individual a la delegación con un oro y una plata, cada una.
La cosecha pudo haber sido mayor en caso de que las lesiones y problemas físicos no hubiesen afectado a figuras como Yuderkis Contreras (pesas) y Aumí Guerra (boliche).
Y los deportes de conjunto tampoco se quedó atrás. Además de los cetros del voleibol y el softbol el hockey sobre césped se alzó con la presea de plata.
Bárbara Hernández, encargada del capítulo Mujer y Deporte del Comité Olímpico Dominicano, tiene la cifra clara, pero no se queda en la superficie. Entiende que el aporte femenino para medirse en su justa dimensión requiere microscopio, que el total de metales no dice todo lo que ha crecido y requiere esa rama para seguir ganando espacio.
“No estoy totalmente de acuerdo con que se mida el avance por el número de medallas, creo que hay que medir el progreso de los deportes a medida que van participando aunque no logre medallas”, dijo a DL Hernández, ex titular de la Federación Dominicana de Tiro con Arco. “Hay muchas formas de medir que una federación está trabajando y cuando le llegue su oportunidad aportará esas medallas”.
El 43% de los atletas quisqueyanos que asistió a la justa regional fue femenina o lo mismo que 195 de 450 deportistas. Ya en los pasados Juegos Olímpicos de Londres la delegación dominicana fue por vez primera mayor entre las mujeres que los hombres, con 20 del “sexo débil” contra 13 varones.
Las barreras
Menor inversión e incentivos económicos, atención mediática reducida, y tener que interrumpir o conllevar las carreras deportivas por la maternidad figuran entre los desafíos que afrontan las deportistas cuando irrumpen un mundo que se rinde al máximo rendimiento hormonal.
De hecho, salvo el voleibol (cuyas principales figuras refuerzan en el exterior y devengan atractivos contratos) entre los deportes femenino que se practican en el país no hay mayores atractivos económicos que ser reclutada por el Programa de Atletas de Alto Rendimiento, Nuevos Valores e Inmortales (PARNI) y en una de las instituciones del Círculo Deportivo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
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